sábado, 4 de julio de 2009

El momento es ahora

"Algunos se quedan quietos esperando a que se den las circunstancias. Pero las condiciones perfectas nunca se presentarán porque somos nosotros los que creamos las circunstancias adecuadas"

Una de las maneras de lograr más satisfacción en la vida y de ahorrarnos grandes problemas y preocupaciones, es cumplir con nuestras propias expectativas de empezar y acabar proyectos importantes. En cambio, el aplazar o posponer tareas, acciones y proyectos hará que nos sintamos decepcionados con nosotros mismos. Actuar tarde, a última hora, o no hacerlo nos hará sentir estrés, además de aumentar el miedo y la sensación de culpa. Siempre estarán estos asuntos pendientes dentro de nuestro subconsciente y lucharán por hacernos la vida imposible, acabando con nuestra paz mental y la tranquilidad.

Inclusive, muchas veces nos ocupamos de cientos de tareas inútiles y sin importancia, aturdiéndonos de trabajo, gastando todo nuestro tiempo y energía, para quedar exhaustos y no hacer las cosas que son verdaderamente importantes.

Es muy común postergar lo que debemos hacer hoy, en un mundo que sólo nos da un día cada vez, sin seguridad alguna de que llegue el mañana.

Todos tenemos la tentación de ignorar un gran problema esperando que desaparezca o se solucione por sí solo, pero, en realidad, éste se irá complicando en proporción geométrica y luego se convertirá en una gran bola de nieve. Los problemas debemos solucionarlos lo más pronto posible. Incluso una pequeña dificultad, a la que no le prestemos la suficiente atención, terminará convirtiéndose en un problema grave.

Es inexplicable que, muchas veces, nos demos cuenta de que tenemos un problema en frente, sepamos lo que debemos hacer y a lo mejor tengamos las herramientas para solucionarlo, pero, por alguna razón misteriosa, no lo resolvemos, lo dejamos de lado y lo seguimos retrasando por miedo a enfrentarlo.

Algunas personas se quedan quietas, esperando pasivamente a que se den las circunstancias adecuadas. Pero las condiciones perfectas nunca se presentarán porque somos nosotros los que, con voluntad, determinación, valor y paciencia, creamos las circunstancias adecuadas. ¡El mejor momento para empezar a resolver algo es ahora!

Dar el primer paso es siempre lo más difícil, pero, a menudo, es la mitad de la batalla. Una vez que hemos comenzado a hacer el trabajo necesario para solucionarlo, es muy importante avanzar sin detener la marcha. Si nos detenemos y miramos hacia otro lado, pasará como sucede con una bomba manual de agua: perderemos el impulso y tendremos que volver a bombear para llenar la tubería, pues al detener el trabajo, el agua descenderá hasta el fondo del pozo.

Haz planes. Pero una vez que hayas decidido lo que vas a hacer, actúa sin darle vuelta en tu cabeza una y otra vez, buscando las excusas o las justificaciones para no hacerlo. Hoy, y no mañana, es el momento para comenzar a trabajar en convertir un sueño en realidad; hoy, y no mañana, es el momento de visitar al médico para resolver eso que tanto te preocupa. Hoy, y no mañana, es el día perfecto para comenzar a hacer ejercicio y a comer sano. Hoy, y no mañana, deberías pasar tiempo con tus hijos en lugar de quedarte trabajando hasta muy tarde. Hoy, y no mañana, puedes hacer algunos cambios en tu rutina personal, para mejorar tu vida… recuerda que si actúas correctamente, el universo conspirará para apoyarte a lograrlo.

No hay nada tan satisfactorio como una misión cumplida, y todavía más si la realizamos en condiciones adversas, pues esto nos permitirá recuperar la confianza en nosotros mismos, aumentar nuestra estima y la motivación para conseguir metas mayores.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!



NO olvides

"Rompe con ese ritual acelerado
que hace que salgas todos
los días corriendo, estresado,
sin tiempo para compartir con
tus personas queridas o para
disfrutar del desayuno"

Pasar un día sin criticar
a otra persona
Si no tienes nada bueno que
decir sobre alguien o que aportar
a la solución de una situación,
elige guardar silencio. Muchas
veces nuestros comentarios
negativos pueden afectar profundamente la dignidad,
la imagen o los sentimientos
de otro, sin que nos demos
cuenta de lo que hemos hecho.
Al principio te sentirás extraño,
pero este ejercicio te servirá

para descubrir cuál es tu actitud
hacia los demás. ¡Siempre podemos actuar de una mejor manera!

Darte permiso para no ser perfecto
Si eres de las personas que se exigen demasiado, que tienen problemas al momento de aceptar sus errores y limitaciones, vale la pena que te relajes un poco y revises
tu nivel de auto exigencia. Aceptarte tal y como eres; es decir, con tus cualidades y limitaciones, hará que seas más espontáneo y auténtico al momento de actuar y de relacionarte con los demás. Dejar de exigirte tanto y tratarte con gentileza te permitirá hacer lo mismo con los otros. Recuerda aceptar y respetar las diferencias personales.

Poner el despertador 20 minutos antes
Y una vez que suene, levántate para que puedas aprovechar esos minutos extra en preparar y comer un buen desayuno antes de salir de casa. Rompe con ese ritual acelerado que hace que salgas todos los días corriendo, estresado y hasta malhumorado, sin tiempo para compartir con tus personas queridas o para disfrutar de la primera comida del día. Valorarte y cuidar de tu cuerpo te motivará a ajustar tu rutina.

Compartir una comida con tus amigos
Te sugiero que encuentres el tiempo perfecto para que puedas preparar una comida en casa e invitar a tus amigos. No hay nada mejor que compartir con otras personas los alimentos que hemos preparado con el deseo de agradarles y hacerles sentir especiales y queridos. No hagas un menú muy elaborado para que no pases el tiempo de la reunión cocinando o atendiendo los detalles de la preparación, porque al final te sentirás sin ánimo para conversar y pasar un rato con tus amigos. Busca el punto medio.

Leer un cuento a tus hijos antes de dormir
Meterte en la cama con ellos antes de que se queden dormidos, para conversarles un ratito, para leerles un cuento, hará que se sientan queridos tomados en cuenta por ti. Vence la resistencia, el cansancio y la preocupación que te impidan dedicarles unos minutos al final del día, estoy segura de que al terminar, te sentirás muy bien. Compartir con los hijos un rato de diversión y disfrute nos relaja y enriquece.

Ceder el paso en el tráfico
La mayoría de nosotros se queja de la falta de colaboración y conciencia que muestran otros choferes en el tráfico. Pero, muchas veces, somos nosotros los que cruzamos o pasamos la luz del semáforo en el momento en que le corresponde a otro. Por supuesto siempre tenemos no una sino varias excusas del porqué lo hicimos. Te sugiero que, de vez en cuando, te muestres dispuesto a ceder el paso, para que otro conductor cambie de canal, haga el cruce que necesita o adelante a un carro que esté bloqueando la vía. Recuerda que con nuestro ejemplo podemos motivar a otras personas para que actúen de manera distinta.

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