domingo, 28 de junio de 2009

Caminando juntos por la vida


"Para que una relación de pareja
sea satisfactoria y se mantenga,
se requiere que muchos elementos
se conjuguen: pasar tiempo de calidad juntos para compartir
y hacer crecer el amor,
tener proyectos comunes"

Tengo unos amigos que están casados desde hace 12 años.
Hasta hace unos meses llevaban, aparentemente, una excelente relación, pero, poco a poco, se
ha ido creando una fría distancia entre los dos. Ella se mantiene ocupada con los niños, el trabajo y sus amigas.
Él se ocupa de sus negocios y sólo sale con sus amigos. Ellos han perdido, lamentablemente, el deseo de compartir y ha germinado la desconfianza,
la tristeza, la impotencia y el resentimiento.

Sus amigos, que están muy preocupados por la situación, opinan y toman partido.
Es curioso lo fácil que nos puede resultar, en un momento dado, observar, desde afuera, la vida de otras personas para juzgar con ligereza los pocos hechos que conocemos, señalar un culpable y crear la posible solución al conflicto.

Esto lo hacemos muchas veces inconscientemente, sin conocer verdaderamente las razones por las que llegaron a estar en esa situación e ignorando que cada persona siempre tiene una parte de la razón; y que en el caso de una pareja, sólo habiendo considerado el punto de vista y la necesidad de cada uno, es como se puede llegar a construir un acuerdo que les permita sentirse a gusto en compañía uno del otro y suficientemente motivados para hacer el trabajo necesario de cambiar y de incorporar nuevos y mejores sentimientos y actitudes a la relación.

La amistad, que es indispensable para mantener una buena relación de pareja, nos da la capacidad de disculpar y perdonar con más facilidad los errores y las faltas, nos motiva a compartir todo con esa persona porque encontramos una gran afinidad de intereses, nos comunicamos con sinceridad y confianza, prestando más atención al momento de escuchar; también nos convierte en cómplices y en compañeros en la aventura de la vida, evita que juzguemos con ligereza, y nos hace estar más dispuestos a aceptar las diferencias personales.

Para que una relación de pareja sea satisfactoria y se mantenga en el tiempo, se requiere que muchos elementos se conjuguen: pasar tiempo de calidad juntos para compartir y hacer crecer el amor, tener proyectos comunes. Hay que considerar, también, la necesidad que cada uno de nosotros tiene de reservar un pequeño espacio para hacer aquellas cosas que nos hacen sentir bien. Contar con la anuencia y con la compañía de la pareja para disfrutar de este espacio puede darle a nuestra vida un aire de tranquilidad y realización.

La confianza, la comunicación clara, abierta y directa, el respeto, la lealtad, la gratitud, la amistad y el amor, harán que podamos disfrutar de la compañía de nuestra pareja, sin sentir en algún momento que hemos perdido o renunciado a nuestra identidad.

Cuando después de algunos años de convivencia, todavía podemos pasar horas conversando con esa persona sin sentir el paso del tiempo, cuando nos sentimos dispuestos a compartir los momentos especiales, aun en silencio; cuando podemos apoyarnos el uno en el otro porque sabemos que estamos ahí para darnos la mano, cuando reímos juntos de las pequeñas tonterías que nos pasan, cuando sabemos que esa persona siempre está pendiente de nosotros, cuando a pesar de ser diferentes encontramos y resaltamos los elementos en común y las mejores características del otro, cuando disculpamos con facilidad para salir de la ira o del dolor y recuperar la alegría y las ganas de compartir, seguimos tan enamorados como al principio.

Es importante revisar las expectativas que tenemos acerca de nuestra pareja, de manera que podamos considerar todo lo positivo que esa persona trae a nuestra vida. Y a menos que la causa de nuestro malestar sea un comportamiento destructivo o irresponsable, en cuyo caso deberemos buscar ayuda profesional para resolverlo, bien vale la pena, fortalecer la amistad entre los dos para darnos otra oportunidad.


ESTE MES

no olvides

LLAMAR, POR LO MENOS,
A UN AMIGO

Todos conocemos personas que
en algún momento hicieron algo especial por nosotros y que,
producto del estilo de vida tan ocupado y acelerado que llevamos, dejamos de ver. Tómate el tiempo para llamarlas, saber cómo han estado y recordarles el cariño y la gratitud que todavía sientes hacia ellas. Tal vez te sorprenda saber
que las llamaste cuando más
lo necesitaban.

HACER UNA CENA ESPECIAL EN CASA
Los momentos gratos, divertidos y especiales que compartimos en familia, fortalecen el vínculo que nos une y hacen crecer el amor. No necesitas salir a comer afuera para tener una velada especial, puedes preparar una comida en casa, tomando en cuenta el gusto de cada quien y usando un poco de creatividad. Más importante que guardar la vajilla nueva para cuando vienen los extraños, es usarla para comer en familia, dando muestra de amor, interés e importancia.

ORGANIZAR TUS PAPELES
¿Hace cuánto tiempo que postergas el momento de sentarte en el escritorio para organizar todos esos papeles y resolver uno a uno tus asuntos pendientes? Muchas veces nos sentimos estresados y abrumados por las cosas que sabemos que tenemos que hacer pero que evadimos, porque no nos gustan. Comienza por eliminar aquellos que ya no necesitas, anota los números de teléfono en la libreta, haz una lista con lo que todavía necesitas resolver, y archiva el resto. Al final, te sentirás mucho más liviano.

BUSCAR A lOS HIJOS EN EL COLEGIO
Es posible que tengas tantas ocupaciones que no puedas buscar en el colegio a tus hijos todos los días. Intenta llevarlos o recogerlos de vez en cuando, y usa ese tiempo para acercarte a ellos. Apaga el celular, el radio y conversa, interésate en las actividades que tuvieron, pregúntales por sus amigos, descubre sus intereses, sus necesidades, sus temores. Hazlos reír y comparte anécdotas que les sirvan para identificarse contigo. Estoy segura de que estos pequeños momentos harán una enorme diferencia en tu relación con ellos.

PASAR UNOS MINUTOS
EN UN LUGAR SAGRADO

Hay una iglesia a la que me gusta ir, para sentarme unos minutos y disfrutar de la paz que siento en ese lugar. Tengo otros lugares donde experimento la misma paz: en la montaña, contemplando una puesta de sol, a la orilla del mar… Cada vez que nos damos la oportunidad de estar unos minutos en un lugar de paz, nuestros pensamientos se aquietan, las emocionen se serenan y recuperamos la confianza y la fortaleza que nos sostienen y nos levantan. Buscar el contacto con la presencia de Dios, no sólo en las situaciones de necesidad, hará que nos sintamos queridos y acompañados en todo momento.

SEMBRAR UNA PLANTA
Si envolvemos cada cosa que hacemos, por más sencilla que sea, en nuestros mejores sentimientos y deseos, ésta se convertirá en una acción extraordinaria por el beneficio que nos producirá. Planta unas semillas de tu flor preferida. Al colocarlas en la tierra, hazlo teniendo presente el sentimiento que deseas sembrar en tu vida o en la de un ser querido. Ambos, la planta y tu sentimiento, florecerán para iluminar tu vida.

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