Esos compuestos, llamados isoflavonas, se estudiaron para tratar distintos síntomas menopáusicos y problemas de salud frecuentes después de la menopausia, como el colesterol, el azúcar en sangre y la grasa corporal elevados, con resultados desalentadores.
El insomnio es muy común en las adultas mayores, escribió en la revista Menopause el equipo de la doctora Helena Hachul, de la Universidad Federal de Sao Paulo.
Para investigar si las isoflavonas serían beneficiosas, el equipo les asignó al azar a 38 mujeres posmenopáusicas con insomnio 80 miligramos (mg) de isoflavonas o de placebo durante cuatro meses.
A todas las participantes se les realizó una polisomnografía, que consiste en pasar una noche en un laboratorio del sueño para medir signos vitales, estadios del sueño y los movimientos. Es el estudio de primera elección para medir la calidad del sueño.
En el grupo tratado con isoflavonas, la eficiencia promedio del sueño (el porcentaje de tiempo que la mujer pasaba en cama durmiendo) pasó del 78 al 84 por ciento durante el estudio, mientras que en el grupo tratado con placebo creció del 78 al 81 por ciento.
El 90 por ciento del grupo tratado con isoflavonas tenía insomnio "moderado o intenso" al inicio del estudio, lo que disminuyó al 37 por ciento a los cuatro meses; en el grupo tratado con placebo, la cantidad de mujeres con insomnio bajó del 95 al 63 por ciento.
El equipo señala que entre uno y dos tercios de las mujeres posmenopáusicas tienen insomnio por distintos motivos.
Por ejemplo, durante las observaciones nocturnas al inicio del estudio, un cuarto de las participantes roncaba, varias tenían cinco o más apneas por hora, y unas pocas movían las piernas más de cinco veces por hora.
Dado que se desconoce la causa del insomnio en la posmenopausia, el equipo no puede explicar por qué la soja ayudó a descansar mejor a las mujeres tratadas con las isoflavonas.
Además, como el estudio fue pequeño, el equipo advierte que "no permite concluir que la soja beneficiaría a todas las mujeres por igual".
Aun así, los autores concluyen que, dado que el insomnio afecta a tantas mujeres durante la menopausia, "el tratamiento con fitoestrógeno debería ser una opción para mejorar la calidad de vida de las pacientes".
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