jueves, 13 de agosto de 2009

VIVE DE ACUERDO A TUS VALORES

Es el momento propicio para recordar verdades sencillas, pues sólo con la puesta en práctica de algunas de ellas podremos participar de la restauración de la paz, la armonía y la prosperidad en nuestro mundo.

Contaremos siempre con el apoyo y la guía de la Divinidad, pero el trabajo habrá que hacerlo con responsabilidad, valor, determinación, convencimiento y perseverancia. Así que no te canses, no abandones, no te desanimes, no pienses ni por un instante siquiera que no tiene sentido mantenerte en tu esfuerzo de vivir la diferencia.

Para ser íntegros, tenemos que iniciar una búsqueda interior, que nos permita descubrir, resaltar y hacer uso de nuestros valores y cualidades esenciales. Es importante que podamos manifestarlos a través de nuestro comportamiento cotidiano, y convertirnos en el reflejo de lo que creemos.

Comienza por sonreír y perdonar, para que puedas dar sin esperar recompensa alguna. Conviértete en un instrumento pacificador, comparte frases de reconocimiento, detalles, gestos y palabras amables, para conciliar, para sembrar paz y estimular al mundo a vivir con compasión, conciencia, responsabilidad, solidaridad y libertad.

"Es importante que procures ser auténtico y coherente con todo lo que crees y les sugieres a los demás. Tus valores no pueden cambiar de acuerdo a las circunstancias, a los intereses o a las personas que te rodeen"

Conoce tus valores. Ser íntegro significa vivir a través de tus valores esenciales, sin permitir
que nada ni nadie te confunda, y haga perder
el norte y el sentido de tu vida. Esto se logra cuando conocemos nuestros valores y asumimos el compromiso de respetarlos.

Crea hábitos positivos. Comienza por rescatar e incorporar a tu vida cotidiana la amabilidad y la cortesía. Proponte realizar un par de actos bondadosos que suavicen la vida de otra persona, y recuerda que lo más importante es que actúes por convicción, sin esperar recibir recompensa alguna. Al principio te será difícil, pero pronto lo convertirás en un hábito.
Sé constante. Si te equivocas, lo importante será que puedas reconocerlo y hacer cuanto sea necesario para corregirlo. Continúa con tu trabajo de crecimiento personal, aun cuando nadie te reconozca. Persevera en el esfuerzo de ser cada día mejor persona.

Predica con el ejemplo. No le pidas a otros, en especial a tus hijos, que hagan lo que tú no estás dispuesto a hacer. Con tu ejemplo y actuación puedes hacer la diferencia y convertirte en un instrumento que siembre esperanza, confianza, tolerancia y paz. Recuerda que ningún esfuerzo positivo y desinteresado se pierde.

Sé coherente. Es muy importante que procures, en todo momento, ser auténtico y coherente con todo lo que crees y les sugieres a los demás. Tus valores no pueden cambiar de acuerdo a las circunstancias, a los intereses o a las personas que te rodeen. ¡Debe haber coherencia entre lo que crees y lo que hagas!

No seas conveniente. Hay personas que actúan sólo por interés, y de acuerdo a la ocasión, asumiendo actitudes y comportamientos que no son de ellos. En la vida, no hay matices, eres o no. Vale la pena quitarte la careta y comenzar a ser honesto contigo mismo y con los demás. Ser buenos y limpios de corazón paga recompensas maravillosas.

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