jueves, 20 de agosto de 2009

NADA ES BLANCO Y NEGRO, EN TODO HAY MATICES

"Los prejuicios nos agrupan para identificarnos como iguales... nos creemos dueños de la verdad, los escogidos, los privilegiados... y, por supuesto, pensamos que los demás son los malos, los equivocados"

En ocasiones nos es difícil diferenciar entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto, entre la verdad y la mentira. Y es tanta la información y los juicios que recibimos de otros a quienes consideramos fiables que, al final, optamos por creer que son verdaderos y terminamos haciéndolos parte de nuestro criterio.

Por ejemplo, si vemos a alguien bien vestido, amable y encantador, pensamos, de inmediato, que es una persona buena; en cambio, si pertenece a un estrato socio económico diferente al nuestro, inmediatamente lo clasificamos como alguien del que debemos cuidarnos, evitando o cortando cualquier tipo de relación.

Los prejuicios nos agrupan para identificarnos como iguales. Cuando compartimos una característica, una condición o una ideología, nos identificamos, es por eso que nos sentimos blancos o indios, ricos o pobres, religiosos o ateos, de izquierda o de derecha, de los de arriba o de los de abajo… Nos creemos dueños de la verdad, los escogidos, los privilegiados, los que van a salvarse y, por supuesto, pensamos que los demás, sin excepción, son los malos o los equivocados.

Pero esta forma de pensamiento y de actuar puede ser muy equivocada, pues no podemos asegurar que en el grupo al cual pertenecemos están todos los buenos y en el resto de los grupos diferentes al nuestro están todos los malos. No debemos generalizar, tampoco encasillarlos ni limitarnos, pues dentro de otros grupos también hay muchas personas integras, buenas, emprendedoras, honestas, optimistas, trabajadoras, con sueños e ideales como los nuestros, que luchan por un país y un mundo mejor, sólo que con dos diferencias: el método o las circunstancias.

Vale la pena que revisemos y nos replanteemos el criterio que usamos para relacionarnos con otras personas, y si nos gusta agruparnos, reunirnos o trabajar en equipo, abramos nuestra mente y olvidémonos de colores, razas, ideologías, situación económica o académica y conformemos un grupo con personas diferentes, pero con ciertas características y valores afines con nosotros, como el grupo de los honestos en vez del de los corruptos, el grupo de los trabajadores en vez de los oportunistas, el grupo de los solidarios en vez de los egoístas, el grupo de la paz en vez del grupo de los violentos… Descubrir y reconocer en otras personas, aun cuando parecieran pertenecer a un bando diferente y opuesto al nuestro, valores, actitudes, principios, ideales y metas comunes, es el paso inicial para lograr la relación y la convivencia que nos impulse a trabajar juntos para tener un mundo mejor.

CLAVES PARA RELACIONARTE MEJOR CON LOS DEMÁS
Sé respetuoso. Acepta que los demás tienen sus propias ideas, conocimientos y capacidades, y aunque creas que eres el mejor, dales la oportunidad de expresarse, participar y hasta equivocarse y crecer por sí mismos.

Reconoce el aporte de los demás. Cuando alguien cercano diga o haga algo positivo, reconócelo inmediatamente. Recuerda que tu palabra puede darle la motivación y el apoyo que necesita para seguir contribuyendo y mejorando.

Muéstrate dispuesto a aprender. Cada día podemos aprender algo nuevo, si estamos abiertos para hacerlo. Cuando creas que ya sabes todo lo que podías aprender, estarás como muerto porque tus días pasarán sin que te intereses en descubrir o experimentar algo nuevo.

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