Para verse bien
y para mantener
su belleza natural
requiere saber
qué necesita
y qué le conviene.
Para proyectar
ese encanto individual,
sugerimos aquí varias
claves que ayudarán
a mantener la piel
en óptimas condiciones.
1 Limpieza eficaz
de piel se debe utilizar una leche, un gel o una espuma limpiadora; productos elaborados con principios activos e ingredientes que la purifican, hidratan y la proveen de suavidad
y elasticidad. La forma correcta es con la yema de los dedos y realizando movimientos suaves
y circulares para que el producto penetre en su totalidad, y ayude a estimular la circulación.
Se debe seguir con la aplicación de un tónico, para cerrar los poros y finalizar con una hidratante.
Precisamente, desmaquillar el rostro es un paso que a muchas les resulta muy aburrido. Para lograr que éste sea un gesto placentero, se pueden utilizar las toallitas que contengan aceites esenciales con aromas cítricos u otras, como lavanda y menta, que a la par de limpiar, estimulan los sentidos.
Una vez a la semana se recomienda hacerse una mini sauna facial. Se calienta agua en una olla grande, y se le colocan hojas de eucalipto que resultan muy purificantes y refrescantes. Se cubre el pelo con una toalla y se respira. Esto abre los poros eliminando las toxinas que se encuentran en ellos. Para mayor efectividad se debe aplicar una mascarilla purificante y finalizar con una buena hidratante. En caso de necesitar una limpieza profunda se debe acudir a un instituto de belleza calificado ¿Cada cuánto tiempo se debe hacer? Lo recomendable es una vez al mes. Quienes tengan una piel normal, sólo la necesitarán una vez al año.
2 Hidratación constante
Igualmente importante es la hidratación de la piel del rostro.
El objetivo no es otro que combatir la deshidratación para
que la piel conserve su elasticidad, suavidad y su aspecto
joven y saludable. Las cremas diurnas están formuladas
con sustancias humectantes y filtros solares que la protegen
de los daños ambientales; además, ayudan a mantener
el maquillaje. Las nocturnas tienen una concentración
mayor de principios activos que favorecen la renovación
celular, reafirman los tejidos y nutren profundamente. Todas
las pieles requieren hidratación. No hay excusas para dejarlo para otro día.
Para combatir los problemas que afectan a la piel grasa hay que poner en práctica una rutina de cuidados que logre su equilibrio. Indiscutiblemente problemática, esta se caracteriza por un aspecto brillante y oleoso al tacto, con poros dilatados, presencia de puntos negros, espinillas e impurezas. Su gran ventaja es que debido a la hiperactividad de las glándulas sebáceas, suele ser de mayor espesor, por lo que es más resistente a los agentes externos, y menos propensa a la formación de arrugas. Para que luzca fresca y mate es importante limpiar
e hidratar con productos oil-free (libre de aceite) que regulen la producción de sebo a la vez que purifican. Se debe exfoliar una vez a la semana —si no hay granos— y aplicar mascarillas limpiadoras, purificantes o desincrustantes que ayuden a extraer las impurezas más profundas.
4 Combatiendo al enemigo
Precisamente, los puntos negros no son exclusividad de las pieles grasas. Inclusive, en las
más limpias y sanas, pueden aparecer —ocasionalmente— en la zona de la nariz, frente o barbilla. Estos son comedones abiertos que se forman cuando las secreciones sebáceas se mezclan con las células muertas y obstruyen los poros, y al hacer contacto con el aire se oxidan
y oscurecen. Para removerlos, se recomienda un baño de vapor que permita abrir los poros
y extraerlos suavemente. Pero antes, según expertos dermatólogos, se debe aplicar una crema específica —por espacio de una semana— que ayude a ablandarlos; de esa manera, la extracción mecánica evitará que quede alguna cicatriz.
Otros igualmente antipáticos son unos granitos blancos que aparecen en la parte superior de los brazos. Estos no se deben confundir con las espinillas que aparecen en el rostro, ya que es otra condición de la piel que dermatológicamente se conoce como queratosis pilaris. Consiste en una excesiva producción de queratina, proteína de la piel, que forma tapones duros en los folículos pilosos. Es muy común en personas atópicas (con fondo alérgico) siendo en algunos casos de factor hereditario. También suelen aparecer en las nalgas y muslos. Aún cuando no se eliminan del todo se puede mejorar la superficie de la piel. Durante el baño se debe frotar —a diario— el área con un guante de crin en forma vigorosa; una vez a la semana, utilizar una exfoliante que contenga alfa-hidroxiácidos o retinoides para emparejar la textura de la piel y reducir el poro; igualmente, reforzar la hidratación en esta zona con cremas que contengan estos principios activos.
5 De mucha delicadeza
Cuando el aspecto de la piel es de apariencia normal, de textura fina y delicada, pero es reactiva a diversos estímulos, tanto externos como internos, es lo que se conoce como sensible.
¿Qué la altera? los factores del medioambiente: exposición solar, cambios bruscos de clima,
la contaminación, al igual que los cambios hormonales, trastornos digestivos y el estrés.
¿Y qué provoca? Que se irrite con facilidad, tienda a la sequedad, y se muestre, en muchas ocasiones, enrojecida, con picor y molestias, capilares rotos, e incluso, pequeñas heridas.
Para su cuidado se debe utilizar productos hipoalergénicos, que sean no comedogénicos
y con propiedades calmantes y esencias suaves que eviten reacciones alérgicas. No es conveniente realizar una exfoliación o un peeling, a menos que lo indique un dermatólogo,
ya que puede provocar una oclusión mayor. Igualmente se debe reducir el consumo
de alimentos muy condimentados y picantes, y si es posible, evitar el alcohol y el tabaco.
6 Tono parejo
Otro problema que afecta a todas las pieles por igual, y es tan
temido como las arrugas y la flacidez, son las melasmas, unas manchas pigmentarias de color marrón, de forma irregular y lisas, que sin previo aviso salen sobre el labio superior, el mentón, las mejillas y la frente. Se producen por una prolongada y abusiva exposición al sol, por el embarazo, por trastornos hormonales
y por la ingesta de anticonceptivos. En su formación tiene
que ver la melanina, pigmento natural de la piel y responsable
de proteger al organismo de los rayos solares. Cuando ésta
se altera —por los factores antes mencionados— y no cumple
con su función, se aglutina y provoca la formación
de las melasmas. Para que estas manchas no salgan en el rostro hay que moderar la exposición bajo el sol evitando las horas más intensas, entre las once y tres de la tarde, y proteger la piel con protectores solares con un índice de 30. Es lo que recomiendan los dermatólogos. En caso que estas ya opaquen el semblante
del cutis, hay que seguir una rutina con productos que contengan agentes despigmentantes
que tanto ayudan a normalizar la producción de melanina, como a emparejar el tono de la superficie cutánea.
7 Para dejarse besar
Para que la membrana que cubre los labios esté en buen estado,
lisa y suave, se debe exfoliar, a menudo, para eliminar los pellejitos levantados. Con la misma exfoliante que se usa para el rostro y un cepillo de cerdas muy suaves, se masajea su superficie hasta retirar todas esas células muertas. No se recomienda aplicar una mezcla
de cualquier crema con azúcar, ya que estas partículas son muy
grandes y pueden causar heridas graves. Igualmente se debe aplicar,
a diario, y antes del labial, una humectante para labios que los hidrate, proteja y ayude a mantener la piel suave y lozana; así se podrán maquillar para que luzcan provocativos.
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