Una actitud positiva, entusiasta y vital siempre nos impulsa a actuar, a disfrutar, a compartir y a vivir plenamente cada momento. Además, nos da una visión y una interpretación mucho más optimista de cada evento que se presenta en nuestro día.
Muchas personas han sido educadas en el miedo, para mantener una actitud negativa, temerosa y pesimista frente a la vida, convirtiéndose muchas veces en el obstáculo más difícil de superar, cuando buscan cumplir sus sueños. La actitud negativa nos lleva a pensar y a imaginar siempre las cosas de la peor manera, tomando en cuenta los miedos y los comentarios negativos que nos hacen las demás personas. Es así como sin darnos cuenta, perdemos la ilusión, la esperanza y el optimismo, convirtiéndonos con nuestros comentarios en una nube gris que desanima y atemoriza a otras personas.
Muchas personas han sido educadas en el miedo, para mantener una actitud negativa, temerosa y pesimista frente a la vida, convirtiéndose muchas veces en el obstáculo más difícil de superar, cuando buscan cumplir sus sueños. La actitud negativa nos lleva a pensar y a imaginar siempre las cosas de la peor manera, tomando en cuenta los miedos y los comentarios negativos que nos hacen las demás personas. Es así como sin darnos cuenta, perdemos la ilusión, la esperanza y el optimismo, convirtiéndonos con nuestros comentarios en una nube gris que desanima y atemoriza a otras personas.
Lo bueno es que podemos cambiar esa actitud para convertirnos en personas optimistas, positivas y entusiastas. Una actitud positiva nos protege de la afectación que nos puedan causar las demás personas y las circunstancias difíciles de la vida. También, nos ayuda a descubrir las oportunidades donde otros sólo ven dificultades, para asumirlas y afrontarlas de la mejor manera. De esta postura, depende en alto porcentaje el éxito y el bienestar que experimentemos para disfrutar de una mayor
y mejor calidad de vida.
La actitud involucra los pensamientos y las creencias que tenemos acerca
de nosotros mismos y la confianza que sentimos para resolver de la mejor manera todas las situaciones que se nos presenten; influye y afecta directamente nuestro estado de ánimo, acciones, relaciones personales, salud y, finalmente, nuestra calidad de vida y felicidad.
¡Aprendamos a convertir todas nuestras vivencias en experiencias positivas!
Evita suponer. Cuando estés en una situación difícil, por dura que te parezca, evita imaginar que sucederá lo peor. Piensa que todo se resolverá de la mejor manera, y dedícate a buscar los elementos positivos que ésta también tiene. ¡Imagina y espera lo mejor con optimismo!
Llénate de entusiasmo. Cada mañana comienza el día, agradeciendo el regalo de estar vivo. Sonríe, y busca una razón para levantarte, un propósito, un proyecto o simplemente el deseo de compartir el desayuno con tus seres queridos. Decide comenzar con mucho entusiasmo y ganas el nuevo día.
Minimiza lo negativo. Resalta siempre cada elemento positivo que tenga cada una de las situaciones que enfrentas. Evita exagerar o dramatizar los aspectos difíciles o negativos, de manera que sea más sencillo solucionarlos.
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