PARA TOMAR EN CUENTA | La mitomanía puede tener un factor genético, pero también es una conducta que se aprende. Con el paso del tiempo, la persona que miente continuamente pierde credibilidad ante la sociedad y termina siendo aislada del entorno familiar, social y hasta laboral. Si detecta que su hijo miente constantemente, no estimule esa conducta y más bien corríjala a tiempo.
El mitómano imagina y siente cosas que no suceden realmente. Se cree sus propias mentiras y las ve como si fueran realidad. Vive en un mundo irreal y utiliza el engaño para conseguir lo que quiere.
“Es importante saber que la mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en trastornos de personalidad. Por lo general, se presenta en personas auto-devaluadas con bajo nivel de estima o muy pretenciosas”, explica la psicóloga Virginia Tejada.
El mitómano pierde credibilidad y se lo cataloga como aquel que cuenta inventos. Si la persona no busca tratamiento llega a perder prestigio social, asegura la especialista.
El mitómano miente para construir una mejor imagen de sí mismo frente a la sociedad o para conseguir lo que desea. La mentira se convierte en algo cotidiano que no puede evitar. Por lo general no planifica lo que va a decir y como consecuencia termina siendo descubierto.
¿Se hereda o se aprende?
“Ciertos especialistas afirman que no hay una respuesta definitiva, sino el concurso de tres factores: un factor genético, en el sentido de lo que se hereda es la predisposición a algún tipo de personalidad; otro factor es el psicológico que tiene que ver con el procesamiento de información, y el último factor es el aprendizaje”, explica Tejada.
La mentira en los niños no tiene juicio ético. El razonamiento de los niños no está definido sino hasta los 10 años, pero las mentiras de los menores hay que corregirlas y no incentivarlas. Las mentiras o las alteraciones de la realidad no tienen la misma connotación en niños que en adultos.
Sin embargo, es importante saber que esta patología es aprendida dentro de las familias que viven en la mentira. Muchos hijos se crían mitómanos a causa de que ven esa conducta en sus padres.
Lo importante es poder confrontar al niño para hacerle ver que la mentira no es buena y los padres deben ser un ejemplo.
¿Cómo descubrir A un mitómano?
“No se debe confundir la mentira con la mitomanía; el mentiroso inventa mentiras para defenderse o protegerse, el mitómano recrea la realidad”, dice la especialista.
“La mitomanía es más frecuente de lo que uno se imagina, pero se debe diferenciar la mitomanía de la delincuencia porque son problemáticas muy diferentes, aunque puede coincidir en que se combinen algunas características de personalidad en los que la mitomanía sea un síntoma. El delincuente busca algo puntual que es el dinero de los demás, pero no busca el reconocimiento social.
La mitomanía no es inofensiva. Al contrario, tiene una serie de efectos en el plano social. El mitómano comienza a perder credibilidad y se lo cataloga como el “cuenta cuentos”. A nivel familiar, es visto como una persona poco fiable y terminará por perder hasta a los amigos.
¿Los mitómanos tienen conciencia de que mienten?
Los mitómanos mantienen un juicio de realidad suficiente como para darse cuenta de que están mintiendo. Puede pasar inadvertido, pero cuando establece una conversación caerá preso de sus mentiras y en muchas ocasiones terminará siendo desenmascarado.
“Si bien estas personas se dejan llevar por sus fantasías, mantienen un juicio de la realidad suficiente como para darse cuenta de que están mintiendo. Esto los diferencia de los psicóticos, que son personas que pierden el contacto con la realidad al extremo de confundir lo real con lo imaginado”, dice Tejada.
Tratamiento
“Es casi imposible que quien padece la mitomanía busque ayuda, generalmente es llevado a consulta psicológica por otras personas, pero mientras la persona no se someta a una terapia, la mentira seguirá dominando su vida”, dice la psicóloga.
También existen motivaciones aún más profundas que son inconscientes, pero que pueden ser descubiertas mediante un tratamiento clínico.
Si el mitómano acude a un especialista, sin duda, podrá superar la mentira y comenzará a vivir la realidad tal y como es y podrá gozar de la confianza de quienes lo rodean.
1 comentario:
me encanto y me ayudo esta informacion gracias x publicarlaa
Publicar un comentario