Alberto HassanPresidente de Orinoco Iron.Está a la cabeza de una de las plantas procesadoras de briquetas de hierro más grandes y poderosas del planeta, ubicada en Puerto Ordaz, estado Bolívar en Venezuela. El país que importa la mayor cantidad del mineral es Estados Unidos (65%), seguido de España (25%) y el resto lo conforman Francia, Bélgica e Italia.
Los eventos se sucedían con el aliento polvoriento de Oficina Número 1 de Miguel Otero Silva: la vida adosada al mineral, los sueños terrosos, extranjeros inciertos y criollos “resteados”, las tardes oxidadas y las ganas perversas de ganarle la contienda a la naturaleza. El hierro –y no el petróleo de la literatura– era la poderosa bestia a domar: hay demasiado de este material en las minas del sur del país, pero, en su estado puro, tiene poca gracia. Entonces, faltaba un proceso para convertir el hierro mineral en metálico, susceptible a ser utilizado en las industrias del acero y unas cuantas más. Ya el grupo extranjero, que compartía responsabilidades con los locales en el proyecto, había armado en Puerto Ordaz un monstruo de herrajes que no lograba procesar exactamente lo deseado. Al tiempo, abandonaron el proyecto y el reto quedó en manos de los venezolanos. Martillazos y tuercas mediante, se inventaron un proceso llamado Finos Metalizados (Finmet) que se ha convertido en una conquista internacional. “Este proceso no es muy sexy”, aclara Alberto Hassan, presidente de Orinoco Iron –empresa que se fundó a partir del proceso de Finmet y que forma parte de una asociación entre la división IBH de Sivensa y la empresa Australiana BHP–. Se trata de un procedimiento de reducción directa, el cual, gracias a la aplicación de gases dentro de unos reactores –donde el sólido se comporta como si fuera líquido–, le extrae el oxígeno al hierro en polvo. Finalmente, es compactado y convertido en briqueta."Somos los primeros exportadores de briquetas en el mundo"
“En el mundo hay pocos procesos de reducción directa que aprovechan el polvo del hierro. Esta planta es la única en el mundo que trabaja con material fino sin procesamiento previo. En el país, 80% del hierro de las minas está en polvo y antes se desperdiciaba”, explica Randy Salas, vicepresidente de Orinoco Iron. En 1990, Orinoco Iron obtuvo las tres primeras patentes del resto que estaría por venir: “Nos fuimos a patentar por el mundo y tenemos 24 patentes originales”, suma Hassan. En este caso hay innovaciones tanto de procesos como de equipos: “Estamos muy orgullosos de nuestro proceso. Somos los primeros exportadores de briquetas en el mundo y, sin falsa modestia, fabricamos el mejor producto de la industria siderúrgica. Este es un caso curioso porque en lugar de comprar tecnología extranjera, la exportamos. Mandamos a ingenieros con sus familias –y hasta con las suegras– a enseñar las técnicas”, reporta Hassan.
Los eventos se sucedían con el aliento polvoriento de Oficina Número 1 de Miguel Otero Silva: la vida adosada al mineral, los sueños terrosos, extranjeros inciertos y criollos “resteados”, las tardes oxidadas y las ganas perversas de ganarle la contienda a la naturaleza. El hierro –y no el petróleo de la literatura– era la poderosa bestia a domar: hay demasiado de este material en las minas del sur del país, pero, en su estado puro, tiene poca gracia. Entonces, faltaba un proceso para convertir el hierro mineral en metálico, susceptible a ser utilizado en las industrias del acero y unas cuantas más. Ya el grupo extranjero, que compartía responsabilidades con los locales en el proyecto, había armado en Puerto Ordaz un monstruo de herrajes que no lograba procesar exactamente lo deseado. Al tiempo, abandonaron el proyecto y el reto quedó en manos de los venezolanos. Martillazos y tuercas mediante, se inventaron un proceso llamado Finos Metalizados (Finmet) que se ha convertido en una conquista internacional. “Este proceso no es muy sexy”, aclara Alberto Hassan, presidente de Orinoco Iron –empresa que se fundó a partir del proceso de Finmet y que forma parte de una asociación entre la división IBH de Sivensa y la empresa Australiana BHP–. Se trata de un procedimiento de reducción directa, el cual, gracias a la aplicación de gases dentro de unos reactores –donde el sólido se comporta como si fuera líquido–, le extrae el oxígeno al hierro en polvo. Finalmente, es compactado y convertido en briqueta."Somos los primeros exportadores de briquetas en el mundo"
“En el mundo hay pocos procesos de reducción directa que aprovechan el polvo del hierro. Esta planta es la única en el mundo que trabaja con material fino sin procesamiento previo. En el país, 80% del hierro de las minas está en polvo y antes se desperdiciaba”, explica Randy Salas, vicepresidente de Orinoco Iron. En 1990, Orinoco Iron obtuvo las tres primeras patentes del resto que estaría por venir: “Nos fuimos a patentar por el mundo y tenemos 24 patentes originales”, suma Hassan. En este caso hay innovaciones tanto de procesos como de equipos: “Estamos muy orgullosos de nuestro proceso. Somos los primeros exportadores de briquetas en el mundo y, sin falsa modestia, fabricamos el mejor producto de la industria siderúrgica. Este es un caso curioso porque en lugar de comprar tecnología extranjera, la exportamos. Mandamos a ingenieros con sus familias –y hasta con las suegras– a enseñar las técnicas”, reporta Hassan.
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