Generalmente vivimos con la sensación de que el tiempo no nos alcanza para cumplir con todos los deberes, los asuntos pendientes, los compromisos y las responsabilidades que tenemos; mucho menos, para hacer lo que nos gusta y compartir con las personas que más queremos. Vivimos abrumados, angustiados, preocupados, estresados y acelerados, corriendo todo el día para lograr cumplir con todo lo que tenemos que hacer, de manera que, en algún momento, podamos disfrutar de un poco de tiempo libre.
Pero, en muchos casos, las presiones que sufrimos son internas, pues las ideas y los pensamientos negativos cargados de obligación, preocupación y temor hacen que experimentemos una gran ansiedad, sin que en realidad exista alguna razón o situación concreta que justifique el sentirnos de esa manera. Vivir tratando de anticiparnos a lo que sucederá, pensando en que de esa forma podremos evitarlo o estar mejor preparados para resolverlo cuando se presente solo hará que nos desgastemos mental y físicamente, sin que en realidad logremos ser todo lo eficientes que deseamos, pues el futuro no ha llegado todavía y no podemos suponer como se presentará.
Lo primero que deberíamos aprender a hacer es a poner todos nuestros asuntos pendientes en un papel, de manera que al vaciar nuestra mente de lo que nos preocupa, podamos establecer prioridades, aprendiendo a distinguir entre lo importante y lo urgente. Una vez realizada esta lista, podremos ocuparnos de solucionarlos uno a uno, tomando la decisión de no asumir nuevos compromisos o responsabilidades hasta haber terminado de resolver lo que nos preocupaba.
Reservar un poco de tiempo libre para no hacer nada, pero sin sentirnos culpables, también puede ayudarnos mucho. Unos minutos nada mas serán suficientes para relajarnos, tranquilizarnos y retomar la actividad con entusiasmo y energía. Si nos resulta muy difícil no hacer nada, entonces hagamos algo que nos guste mucho como bailar, tomar un curso de comida exótica, escuchar nuestra música preferida.
CLAVES PARA ADMINISTRAR MEJOR TU TIEMPO
Planifica tu día la noche anterior. Haz una lista con las tareas pendientes del día siguiente, ordénalas por prioridad y asígnales un número a cada una. Luego, calcula el tiempo real que te tomará cumplirlas y tómalo en cuenta al momento de planificar tu día para que puedas ser más eficiente al cumplir con cada uno de ellas.
Tómate unos minutos para pensar antes de actuar. Desacelérate un poco antes de ocuparte del nuevo asunto pendiente. Es preferible pensar en lo que vas a hacer y en la mejor forma de conseguirlo. Esto te evitará cometer errores y lograrás ser más efectivo.
Aprende a decir no. Es importante que te atrevas a decir que no, cuando en realidad no puedas asumir un compromiso o una responsabilidad más, aunque sea la propuesta o la invitación de una persona querida o importante para ti. Esto te ayudará definitivamente a mantener una rutina más tranquila y organizada.
CÓMO SUPERAR EL ESTRÉS
1
Ahorre tiempo de calidad. Recuerden que el día tiene sólo 24 horas y que, además, éstas se pasan muy rápido cuando estás pendiente de todo lo que tienes que resolver. Reserven tiempo para compartir y disfrutar la vida juntos y para enriquecerse como seres humanos.
2
Valoren todo lo bueno que les suceda cada día. No permitan que el estrés por cumplir con sus metas materiales, las tareas pendientes y el exceso de responsabilidades les impidan detenerse unos minutos para valorar y disfrutar de todo lo bueno que les suceda.
3
Hagan cada cosa con entusiasmo. Eviten sufrir y quejarse por lo que tienen que hacer, recuerden que fueron ustedes quienes decidieron cómo vivir esta etapa de la vida. Dejen de preocuparse por los demás y aprendan a disfrutar de la vida juntos.
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