Una buena reflexión para aquéllos que solo anhelan trabajos grandes e importantes… “Entre las cosas que son mas pequeñas y sin importancia para usted y las cosas que están mas alla de su capacidad de realizar, se hace muy poco para el Señor Jesucristo.”
La Palabra de Dios nos muestra que, cuando somos fieles en las pequeñas cosas, el Señor nos bendice y nos coloca sobre las mayores. ¿Como podremos anhelar cosas grandiosas si no somos capaces de manejar las menores? ¿Como podremos confiar que nuestros grandes sueños serán alcanzados si no tenemos fe y ni paciencia con relación a los pequeños? ¿Como podremos anhelar grandes conquistas si nos desalentamos en el primer fracaso?
El verdadero hijo de Dios entiende qué necesita colocarse en el centro de la voluntad del Señor para ser usado, tanto con relación a las cosas aparentemente insignificantes como con relación a las cosas que parecen imposibles de realizar.
La obra no es nuestra y sí de Dios. No hay nada que sea tan pequeño que no valga la pena y nada que sea demasiado grande que no seamos capaces de hacer. Tanto en las pequeñas como en las grandes cosas, la fuerza y la victoria viene del Señor.
Cuando el Señor Jesus está en nuestros corazones, no existen cosas pequeñas ni cosas grandes. Lo que existe es obediencia y fe. Si creemos que la voluntad de Dios es soberana, creemos que todo es importante. Todo es posible para Dios y todo es posible para aquél que cree. Si yo creo que Dios anhela que yo lo obedezca en algo pequeño, ése algo
será, para mí, muy grande. Si yo creo que Dios anhela que el obedezca en algo muy grande, ése algo no me parecerá tan grande, porque mi confianza está en el poder de Dios que me escogió para hacerlo.
¡Nada es pequeño cuándo servimos a un Dios Grande!
La Palabra de Dios nos muestra que, cuando somos fieles en las pequeñas cosas, el Señor nos bendice y nos coloca sobre las mayores. ¿Como podremos anhelar cosas grandiosas si no somos capaces de manejar las menores? ¿Como podremos confiar que nuestros grandes sueños serán alcanzados si no tenemos fe y ni paciencia con relación a los pequeños? ¿Como podremos anhelar grandes conquistas si nos desalentamos en el primer fracaso?
El verdadero hijo de Dios entiende qué necesita colocarse en el centro de la voluntad del Señor para ser usado, tanto con relación a las cosas aparentemente insignificantes como con relación a las cosas que parecen imposibles de realizar.
La obra no es nuestra y sí de Dios. No hay nada que sea tan pequeño que no valga la pena y nada que sea demasiado grande que no seamos capaces de hacer. Tanto en las pequeñas como en las grandes cosas, la fuerza y la victoria viene del Señor.
Cuando el Señor Jesus está en nuestros corazones, no existen cosas pequeñas ni cosas grandes. Lo que existe es obediencia y fe. Si creemos que la voluntad de Dios es soberana, creemos que todo es importante. Todo es posible para Dios y todo es posible para aquél que cree. Si yo creo que Dios anhela que yo lo obedezca en algo pequeño, ése algo
será, para mí, muy grande. Si yo creo que Dios anhela que el obedezca en algo muy grande, ése algo no me parecerá tan grande, porque mi confianza está en el poder de Dios que me escogió para hacerlo.
¡Nada es pequeño cuándo servimos a un Dios Grande!
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