Con la llegada de la Navidad pareciera que nos llenamos de un deseo súbito de hacer cambios en nosotros y en nuestro estilo de vida, con la intención de llenarnos de sentimientos y pensamientos más nobles, puros y positivos. En la mayoría de los casos nos planteamos nuevos propósitos, con el deseo de que podamos verdaderamente realizarlos. Cada año aseguramos que será el definitivo, el momento en el que, ¡al fin!, lograremos convertirlos en hechos, por el bien de nosotros y el de quienes nos rodean.
Resulta interesante descubrir que nuestros propósitos son muy parecidos a los que tienen nuestros amigos, y es que algunos son muy universales: "perdonar a una persona en particular", "reconciliarnos con la familia o con un amigo antes de que se acabe el año", "dejar de fumar", "hacer ejercicio", "adelgazar", "comenzar a reciclar", "aprender algún idioma", "hacer trabajo voluntario", "ampliar nuestro circulo social", "abrirnos a una nueva pareja", "terminar con un ciclo viejo y negativo para nosotros"& Y no es por falta de voluntad que no hemos logrado cumplir con aquellos que hemos repetido año tras año en esta época. Entonces, ¿qué es lo que nos falta para conseguirlos?
Algunos de los enemigos más frecuentes que nos impiden lograr nuestros propósitos son la tendencia a escoger objetivos demasiado generales y a tener expectativas poco razonables, porque esto hará que nos planteemos propósitos sin conocer de antemano el esfuerzo, el compromiso o los recursos que vamos a necesitar para conseguirlos. Es importante reflexionar, primero, acerca de cuáles son esos cambios que deseamos realizar y cuál será su efecto positivo en nuestra vida, de manera que ganemos la motivación que necesitamos para ir tras ellos.
Vale la pena que comencemos haciendo una lista sencilla, en la que anotemos todas las cosas que hemos estado haciendo últimamente. Tal vez descubramos que algunas no tienen sentido para nosotros o que, simplemente, ya no tenemos ganas de seguirlas haciendo, lo que marcaría la pauta para un cambio. También es importante que hagamos otra lista, pero con todo lo que nos hubiese gustado hacer y que por algún motivo no hicimos. Esto nos ayudará a definir cuáles son esos propósitos que verdaderamente queremos conseguir para construir la vida que deseamos.
Lo importante es comprender que necesitamos unir nuestra voluntad y deseo al compromiso y la determinación de hacer cuanto sea necesario para conseguirlo. De lo contrario tendremos la tendencia a repetirnos y a sentirnos víctimas de la vida y de los demás, a la espera de que alguien haga algo concreto para que podamos vivir como lo deseamos.
Aprovecha esta oportunidad para renovar tus pensamientos, sentimientos y deseos, de manera que comiences un año verdaderamente nuevo. Recuerda que todo lo que deseas y entregas a otros será lo que la vida te devuelva en su momento.
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