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sábado, 12 de septiembre de 2009

DESPUÉS DE LA TEMPESTAD

Las crisis pueden ser nuestras aliadas aunque nos hagan sufrir, porque siempre representan la oportunidad de tomar conciencia de la vida que llevamos y de reflexionar acerca de los cambios que pudiéramos hacer para mejorarla.

Es importante atrevernos a enfrentarlas en lugar de evadirlas, creyendo que se resolverán por sí solas porque, en ese caso, lo que pasará será que se agravarán y terminarán haciéndonos pasar un mal rato.

Los cambios no esperados como la pérdida del trabajo o una ruptura sentimental pueden convertirse en una tormenta que nos ponga a la deriva, y que nos lleve a cuestionar nuestras creencias, nuestros valores y hasta la presencia de la Divinidad en nuestra vida, al considerar injusto e inexplicable todo lo que nos sucede.

Fácilmente caemos en la negación, repitiéndonos en voz alta o mentalmente: "esto no puede ser", "es imposible que me esté pasando a mí", alargando el tiempo de crisis, de confusión y de dolor en el que nos sentimos inmersos. Después, generalmente, entramos a pensar en todo lo que pudimos haber hecho para evitarlo y pensamos: "si hubiese tomado otra decisión", "si hubiese aceptado esa otra oferta"… como si de esta forma pudiéramos borrar lo sucedido. Y mientras tanto, sufrimos sin hacer algo concreto para resolverlo.

Los chinos escriben la palabra crisis con dos caracteres: uno significa peligro y el otro oportunidad. Hay personas que se fortalecen en las crisis mientras que otras se debilitan, hasta el punto de llegar a considerar que están ante situaciones imposibles de superar. No te decaigas, recuerda que todo pasa, y que aun cuando tu panorama esté gris y nublado, en cualquier momento, si estás atento y te mantienes calmado y optimista, verás salir el Sol de nuevo.

Recordemos las palabras de San Francisco de Asís: "Que Dios me conceda serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valentía para cambiar lo que sí puedo y sabiduría para ver la diferencia".

CLAVES PARA SUPERAR LAS CRISIS
Acepta la realidad. Mientras más rápidamente aceptes lo que no puedes cambiar, más fácilmente podrás ponerte en acción para resolverlo y superarlo.

No reprimas tus emociones. Expresar nuestros sentimientos con libertad nos ayuda a liberar la frustración, el dolor o la ira que podamos sentir... Recupera el control de tu vida emocional. Reúne todas tus herramientas esenciales para hacerle frente a la crisis con fortaleza, valor y optimismo.

Busca el elemento positivo. En cada situación difícil siempre existen elementos positivos que nos permiten aprender, reflexionar y renovar el ánimo para afrontar el problema y salir airosos.

Apóyate en la experiencia de otros. Busca el apoyo de una persona que haya superado exitosamente una vivencia similar a la tuya, o la orientación de un profesional que pueda darte las herramientas o la guía que necesitas para salir adelante.

Toma la iniciativa. En lugar de quedarte estancado, paralizado por el miedo que te produce la situación, asume el reto de afrontarla y encontrar las herramientas necesarias para superarla con valor, confianza y creatividad.
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