¿Qué podemos hacer para resolver o manejar las situaciones que no salen como lo esperábamos o que se presentan de forma inesperada, en lugar de seguir pensando en lo que pudimos hacer para que no ocurrieran de esa manera? Es necesario un trabajo personal dirigido a balancear nuestras emociones y a relajar y soltar las tensiones y el estrés que nos producen las ocupaciones de la vida diaria.
Para ser más pacientes
Maneja tu reacción. Si en lugar de actuar con la mente fría, lo haces con la emoción del momento, seguramente que más tarde te arrepentirás de tu reacción. Toma unos segundos para pensar antes de actuar.
Ponte en el lugar de la otra persona. Conoce y acepta a las personas como son. Reconoce los aspectos positivos de su personalidad y ten en cuenta sus limitaciones, así sabrás qué puedes esperar de ellas.
Analiza la situación con objetividad. Considera todos los aspectos involucrados. Pregúntate qué puedes hacer para cambiarla. Si la respuesta es positiva, ponte a hacer lo necesario para mejorarla; pero si es negativa, trabaja la aceptación para que no te desequilibre.
Canaliza tu estrés. El ejercicio físico diario, la relajación, el ubicarnos en el presente, la respiración profunda, hacen que nuestro nivel de tolerancia sea más amplio y nuestra tensión sea menor, lo que evita la reacción inmediata a las situaciones difíciles.
Ajusta tu nivel de expectativa. Muchas veces esperas más de lo que los demás te pueden dar, lo que hace correr el riesgo de dañar tus relaciones con ellos. Otras veces te exiges a ti mismo demasiado. Sé paciente y toma el tiempo para descansar y recuperar la energía y la claridad que necesitas. Saber soltar a tiempo es señal de inteligencia y equilibrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario