El éxito llama al éxito, y también a la envidia. Consejos para combatir los celos de tus compañeros de trabajo...
Durante el ascenso de la escalera corporativa, te has hecho de muchos amigos, pero también de algunos enemigos. Estos enemigos, a los que siempre encontrarás en el camino, tratarán de hacerte tropezar o minimizar tus logros.
Estos sujetos –tus compañeros de trabajo celosos-, pueden ser estorbos para el progreso de tu carrera e incluso podrían llegar tenderte trampas para detenerte definitivamente.
El compañero de trabajo envidioso más obvio puede ser identificado con facilidad, ya que querrá dejarte fuera de competencia en todas y cada una de los intentos que produzcas. No obstante, están aquellos que te envidian con disimulo, y, a menudo, esperan el momento oportuno para resaltar cada falla o error que cometes. Desde ya, estos últimos son los más peligrosos.
La experiencia dice que existen dos formas de tratar con los compañeros envidiosos: distender la envidia y contrarrestar sus esfuerzos.
Desarmar la envidia
¿Tu conducta en el trabajo es censurable? ¿Has hecho algo para activar sus sentimientos de envidia? ¿Has despreciado a los demás o has empequeñecido sus logros?
Estas son preguntas que debes formularte, ya que no quieres darles a los demás una razón para odiarte. Si reconoces que has tenido tratos negativos, debes cambiarlos.
De hecho, lo mejor será ser cordial y amistoso, y contribuir con la autoestima de los demás. Enaltece la confianza y la autoestima de tus colegas compartiendo tu éxito y enseñándoles a ser exitosos.
Si has sido abiertamente arrogante en el pasado, compensa esta actitud y trata de hacer las paces con tus enemigos. Muestra que tu cambio es profundo, y que nace del mismísimo corazón.
Por el bien de tu carrera, reputación y sanidad, es imperativo evitar las peleas y los sentimientos enfermizos en el ámbito laboral. Si haces esto porque tienes miedo a lo que ellos pueden hacer a tu carrera, pronto se darán cuenta que actúas sólo por conveniencia. En cambio, intenta hacer un cambio sincero. Esta sí es una actitud profesional.
Gana el respeto de tus pares
¿Los demás te ven como un agente mercenario que sólo busca alcanzar el número uno sin importar a quién deba derribar en el camino? Nunca es tarde para comenzar a revertir los errores del pasado, las personas pueden reconocer un cambio en el corazón cuando éste verdaderamente sucede.
Sé el tipo de persona que antepone el trabajo en equipo y su staff a todo lo demás. Nada te hará ganar más adeptos o detractores que las actitudes que tomes con las personas que te rodean. Trata de aislar a los envidiosos y hacerlos ver como los únicos que tienen sentimientos de resentimiento hacia ti. Con suerte, esto hará que sus celos se cocinen a fuego lento.
Reemplaza la envidia
Si puedes reconocer a un colega o subordinado contrariado, y ves lo que podría ser el comienzo de una antipatía hacia ti, deberás reemplazar la envidia. A tal efecto, otórgale el crédito cuando se lo merezca y, a veces, incluso cuando no lo merezca.
Mantén un perfil de humildad, pero sin llegar al punto donde tus propias contribuciones no sean reconocidas. Llegar a sus sentimientos antes de que desarrollen una envidia incontrolable es la clave.
Hazte el tiempo para felicitar a tus pares por su éxito. Y trata de no sentir celos por alguien más –tú no estás exento-, ya que estas emociones son fácilmente reconocibles por las otras personas. Si tienes sentimientos de envidia o das muestras de acciones o comportamientos negativos, es posible que coseches una respuesta similar.
Contrarresta sus esfuerzos
Si no consigues disuadir los celos de un colega, puede que te veas forzado a reaccionar para salvar tu reputación en el ambiente de trabajo. Esto tiene que ver con controlar los daños que podrían resultar de este enfrentamiento de difamaciones, chismorreos, y trampas.
Si ha comenzado una campaña de difamaciones en tu contra por parte del celoso, será tu deber probar lo contrario. No comiences una campaña de difamaciones por tu propia cuenta, ya que esto sólo reforzaría su caudal de ofensas.
Sigue siendo amable con los demás -reconoce sus méritos-, sonríe siempre y sé encantador –aunque no en exceso-. En cualquier caso, nunca dejes de trabajar duro y aléjate de las conversaciones chismosas que se den a tu alrededor.
Busca aliados en las altas esferas
Una de las primeras cosas a hacer cuando necesitas defenderte, es encontrar aliados. Lo recomendable es que vayas tan alto en la cadena de comando como puedas. A veces, este simple acto de encontrar un aliado poderoso puede disuadir las actitudes difamatorias de los demás.
Mientras que tus enemigos estarán deseosos de pelear, verán sus impulsos refrenados al ver que un ejecutivo está de tu lado.
No dejes que vean tu pulso temblar, ya que será importante que no aparezcas frágil ni débil. Sólo siéntate formalmente con tu superior, con las puertas cerradas, y expone tus preocupaciones concernientes a la situación y mantenlo informado sobre cualquier novedad.
Lleva un registro de cualquier infracción
Lleva registros de todas las confrontaciones que hayas tenido con el individuo celoso e intenta obtener alguna prueba para rebatir sus acusaciones –de lo contrario, será tu palabra contra la de él-. Haz lo posible por mantener una actitud profesional.
Si él te juega sucio, no reacciones de la misma manera; él también puede estar llevando un registro y buscando pruebas. Si recibes un e-mail desagradable, guárdalo y no lo contestes –asegúrate de que no pueda obtener ningún texto de tu parte que luego pudiera imprimir-.
Si debes responder a sus groserías, hazlo personalmente. Tus registros y su falta de pruebas jugarán a tu favor cuando llegue el momento de verificar las versiones ante un superior.
Dales espacio para retroceder
Evita poner a tus adversarios a la defensiva, haciéndolos sentir amenazados y desesperados. Recuerda: tú estás intentando evitar un gran alboroto, así que otórgales espacio para retroceder. Haz pequeñas concesiones que ayuden a que la convivencia sea pacífica.
Por ejemplo, si tu adversario está extrañamente amable o realiza gestos amistosos, confía en él, pero sin quedarte indefenso. Él podría intentar disculparse de un modo en que no salga resentido su orgullo. No pierdas esta oportunidad aunque sientas la necesidad de lanzar una ofensiva mortal contra él; sé cordial.
Esto será de ayuda si los demás son conscientes de tus esfuerzos pacificadores, y, por lo menos, nadie te culpará de no haberlo intentado.
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