Distintos alimentos, incluidas la frambuesa, el arándano y el maní, contienen resveratrol, aunque este abunda en la piel de las uvas negras y, por lo tanto, en el vino tinto. En el nuevo estudio, investigadores del Centro Médico de la University of Rochester trataron células pancreáticas humanas con resveratrol, ya sea solo o combinado con radioterapia.
El equipo halló que el compuesto en el vino alteraba la actividad de las mitocondrias celulares, centros productores de energía indispensables para la función celular. El resveratrol alteró también la actividad de ciertas proteínas celulares, responsables de contrarrestar la acción de la quimioterapia al expulsar los fármacos fuera de la célula.
Junto con la radioterapia, pero no solo, el compuesto potenció la producción de sustancias nocivas para las células llamadas especies reactivas de oxígeno, que son las que pueden hacer que las células tumorales se destruyan más fácilmente. De hecho, el estudio demostró que las células malignas tratadas con esa combinación eran más propensas a autodestruirse.
"Si bien se necesitan más estudios, esta investigación indica que el resveratrol tiene un futuro promisorio en el tratamiento del cáncer", declaró el autor principal del estudio, el doctor Paul Okunieff. El estudio fue publicado en la revista Advances in Experimental Medicine and Biology.
Aún se desconoce qué significado tienen estos resultados para los pacientes. El resveratrol está disponible en suplementos de venta libre, pero no existe evidencia de que su consumo mejore la terapia oncológica. Los pacientes bajo tratamiento no deberían consumir suplementos sin hablarlo previamente con el médico. Con todo, Okunieff señaló que beber vino es algo que los pacientes con cáncer pueden hacer. De hecho, los médicos no les suspenden el consumo de vino mientras están bajo tratamiento.
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