EL TEMOR
"Existen dos tipos de miedos. Uno puede convertirse en nuestro aliado, porque sirve para cuidarnos de peligros reales; el otro es el temor que se origina en nuestra mente... y que atenta contra nuestra confianza y optimismo"
Muchos de nosotros fuimos educados con miedo. Desde pequeños, escuchamos frases como: "No te subas ahí, porque vas a caerte", "no camines descalzo porque vas a enfermarte", "no vayas porque puede pasarte algo"… y aunque fueron dichas con la intención de protegernos, nos sembraron el temor.
Y es curioso cómo sin ninguna conciencia de que esos miedos están dormidos en nosotros, en un momento dado se despiertan y comienzan a actuar, sin que sepamos qué podemos hacer algo para evitarlo. Son reacciones completamente irracionales, y si les prestamos atención y profundizamos en esas ideas negativas, dramáticas y pesimistas que aparecen en nuestra mente, crecen y se inflan hasta el punto en que comenzamos a ver señales donde no las hay, para justificar su existencia. La mayoría de las veces, luchamos contra dragones y fantasmas, sin pensar en la posibilidad de que existan sólo en nuestra mente.
Necesitamos llenarnos de valor y confianza para vencerlos, y recuperar la capacidad de experimentar, aprender, disfrutar, asumir retos, vivir nuevas experiencias, darnos otra oportunidad, vivir el presente y tener una vida plena.
He descubierto que en la medida en que nos vamos convirtiendo en adultos, aparecen temores nuevos que no sentíamos cuando éramos más jóvenes y atrevidos. Por eso es importante hacer uso de las herramientas que nos ayuden a identificarlos y a vencerlos, con la intención de seguir sintiéndonos en capacidad de tener nuevas experiencias, darnos otras oportunidades y tener una vida más libre y plena.
TÚ PUEDES VENCERLOS
Identifica tu miedo. Es muy importante definir a qué le tienes miedo. Muchas veces sentimos un estado de temor general que fortalecemos cuando prestamos atención a los comentarios negativos de los demás. Saber exactamente a qué temes, te permitirá superarlo.
Ubícalo en la realidad. Pregúntate cuál es el porcentaje de probabilidad que tienes de que te suceda, a cuántas personas de tu entorno personal les ha sucedido, si estás haciendo algo para que te suceda... La respuesta a estas preguntas, por lo general, los hará desaparecer si no tienen una base real.
Reprograma tus pensamientos. Cada vez que una idea negativa llegue a tu mente, no la bloquees tratando de restarle fuerza, simplemente no le prestes atención. No profundices en ella, distrae la mente, levántate, ponte en movimiento y desaparecerá rápidamente. Si regresa, repite el mismo procedimiento.
UNA VIDA PLENA
Reduce el estrés. Identifica las situaciones que te causan tensión, y toma las acciones necesarias para transformarlas. Deja de exigirte tanto, bájale la velocidad a tu ritmo de vida y evita asumir nuevos compromisos hasta que no hayas cumplido con los que ya tenías. Recuerda que tú eres el único que puedes suavizar tu rutina y transformar tu estilo de vida.
Da a las cosas su justo valor. Querer adquirir más cosas con la idea errónea de que serás más feliz puede llevarte a quedar atrapado en un ciclo sin fin de gastos innecesarios. Vale la pena que definas las cosas que en verdad son importantes para ti, resaltando el valor que tienen y disfrutando de la posibilidad de usarlas y hacerlas parte de tu vida cotidiana. Evita ser superficial y consumista.
Huye del aburrimiento. Generalmente experimentamos la sensación de que no vale la pena hacer nada cuando perdemos la motivación o no tenemos una meta. Sal de la inactividad, recupera el entusiasmo, reúnete con tus amigos, rescata un viejo sueño y haz cuanto sea necesario para conseguirlo. Tener un motivo nos devuelve las ganas y la alegría de vivir.
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Mantén a raya tus temores. Nos pasamos gran parte de la vida llenos de preocupaciones e imaginando lo peor que puede pasarnos, desgastándonos mental y físicamente. Lo importante es que desarrollemos el coraje para afrontar nuestros temores y hacerlos desaparecer, sin dejarnos frenar por ellos. ¡Vinimos a aprender el amor en lugar del miedo!
Practica el perdón. La carga de estar molestos y resentidos con una persona, nos agobia y desgasta… Anímate a soltar y a perdonar para recuperar tu tranquilidad. Llénate del amor de tus personas queridas y de la gratitud por todos los regalos esenciales que has recibido para que puedas perdonar desde el corazón.
Ríete. No hay ejercicio más liberador de la tensión y del pesimismo que reír y mejor si es a carcajadas. Cuando nos reímos los problemas se hacen más pequeños y recuperamos el ánimo y el optimismo que muchas veces necesitamos para afrontar ciertas situaciones de la vida con más facilidad. Además, es un puente que nos acerca a las demás personas.
No pospongas lo que deseas. A menudo posponemos las cosas que nos dan felicidad porque nos parece que necesitamos más tiempo o más dinero para disfrutarlas. Pero, más tarde tampoco las realizamos porque las hemos pospuesto por demasiado tiempo o ya no salen como lo habíamos pensado. No sacrifiques la oportunidad de hacer las cosas que te gustan y te hacen sentir bien, hoy.
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