"Hay pocas cosas tan liberadoras como atrevernos a expresar lo que queremos, sentimos y pensamos, sin temor a la reacción de los demás. Por supuesto, somos responsables de elegir el mejor momento para hacerlo"
Todos queremos ser tratados con respeto y consideración; también esperamos que respeten nuestras elecciones y que nos tomen en cuenta cuando vayan a hacer algo que, de una u otra forma, nos pueda afectar. Pero, qué sucede cuando no recibimos un buen trato porque hay personas que se aprovechan de nuestra nobleza, ingenuidad o necesidad, tratando de sacar ventaja de nosotros en todo momento.
Seguramente pensamos que son ellos los que deben cambiar, para que mejore el trato que nos dan. Pero la verdad es que somos nosotros quienes debemos cambiar nuestro comportamiento y actitud, pudiendo decir: "¡Ya basta! A partir de ahora no le vamos a permitir a nadie que nos maltrate, porque tenemos derecho a ser tratados con respeto y consideración".
Me he dado cuenta, a través de los años, de que somos más víctimas emocionales y mentales de nosotros mismos que de los demás, a quienes, generalmente, hacemos responsables de nuestra infelicidad. Sólo si nos queremos, nos valoramos y nos respetamos lo suficiente, podremos establecer límites necesarios para no permitirles a otros que nos sigan abusando y maltratando de alguna manera. Ese monólogo silencioso y negativo que mantenemos en la cabeza y que nos induce a complacer, a conceder, a permitir y hasta a resistir el abuso por parte de ciertas personas… tiene que cambiar.
No importa cuáles hayan sido las condiciones afectivas y familiares donde crecimos, ahora que somos adultos podemos sanar emocionalmente, salir del resentimiento que guardamos y cambiar las creencias equivocadas que nos hicieron actuar sumisamente, justificando siempre a los demás, aun cuando fuesen en contra de nosotros.
Pregúntate: "¿Qué es lo peor que puede pasar si digo que no?". Y prepárate para afrontarlo y pagar el precio de lo que significa comenzar a vivir con más dignidad y respeto hacia ti mismo y en tu relación con los demás. Hay pocas cosas tan liberadoras como atrevernos a expresar lo que queremos, sentimos y pensamos, sin temor a la represalia o a la reacción de los demás. Por supuesto, somos responsables de elegir las palabras y el mejor momento para hacerlo. Ponte en el lugar donde quieres estar, actúa como si ya estuvieras ahí, y enséñale a los demás cómo quieres ser tratado.
Para que te traten con respeto
Recupera tu seguridad. Prepárate para que seas más independiente, estudia, ahorra… Ponte una meta y comienza a trabajar en ella. Apóyate en tus logros y gana confianza en ti mismo.
Toma en cuenta tus deseos. Antes de responder al requerimiento de otra persona, piensa en qué quieres hacer y cómo te gustaría responderle… tómate unos minutos para responder con conciencia en lugar de reaccionar con tu vieja programación.
Atrévete a decir lo que piensas. Anímate a expresar tu punto de vista, con serenidad y confianza. Aun cuando la otra persona pudiera estar en desacuerdo, ambos tienen el derecho y la responsabilidad de expresarse y escuchar para llegar a un acuerdo.
Aprende a decir que no. Ensaya decir no, sin sentirte culpable o temeroso. Es importante que seamos capaces de establecer límites que no les permitan a los otros seguir abusando de nosotros.
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