Cada una de las diferentes etapas de la vida nos pone en la situación de afrontar el reto de vivir un cambio. Un ejemplo típico es el momento en el que nos corresponde buscar nuestra independencia, porque llegamos a la edad en la que dejamos de ser niños protegidos por nuestros padres, y comenzamos a experimentar la necesidad de autoconducirnos, buscando intuitivamente tomar nuestras decisiones y tener nuestro propio estilo de vida. Por supuesto, esto implica salir del espacio protector de nuestra familia, para comenzar a asumir la responsabilidad de nuestra vida totalmente.
No es fácil para una persona que quiere independizarse aceptar que debe comenzar a hacer sus propias elecciones y que debe dar los pasos necesarios para iniciar una vida profesional que le dé experiencia, madurez y los recursos necesarios para construir su propio espacio vital. Muchos se resisten por el temor de no sentirse preparados para manejarlo y lograrlo con éxito, y pretenden seguir dependiendo de sus padres económicamente. Pero, eso sí, viviendo como quieren, sin respetar las reglas que existen en el hogar. Se buscan excusas para postergar y evitar la toma de esa responsabilidad, diciendo cosas como: "Todavía estoy muy pequeño", "mis padres no quieren que me independice", "mis amigos todavía están en su casa y dependen de su familia"… ¡aunque tengan casi treinta años!
Pero lo cierto es que no necesariamente estamos hablando de tener que irse de la casa familiar, sino, más bien, de desarrollar la capacidad de tomar las riendas de la vida, asumiendo el compromiso de participar y compartir responsabilidades, haciendo sus propias elecciones y aceptando las consecuencias de las mismas, sin hacer a otros responsables o culpables de lo que les pase.
Al principio, nos puede resultar un tanto difícil y estresante, pero con los días y la voluntad de lograrlo, vamos experimentando una mayor confianza en nuestras capacidades y en la vida.
Claves para comenzar a vivir como adultos
Asume que ya no eres un niño. Esto no significa que pierdas la capacidad de disfrutar la vida, la posibilidad de seguir compartiendo con tus amigos o que debas renunciar a una parte de tu personalidad. Por el contrario, sigues siendo quien eres, sólo que comienzas a actuar con más conciencia de ti mismo y a ocupar tu lugar, con derechos y obligaciones en tu familia y tu comunidad.
Toma las riendas de tu vida. Siéntete en capacidad de tomar tus propias decisiones y de afrontar, como un adulto, sus consecuencias, aun cuando puedes consultarlas con aquellas personas que tienen el conocimiento y la experiencia necesarios para darte un buen consejo. Recuerda que eres tú quien debe tomar la decisión final. Deja de esperar y comienza a actuar.
Gana experiencia. Mantente abierto y dispuesto a aprender de cada persona y situación. Atrévete a poner en práctica lo que sabes, y date la oportunidad de vivir nuevas experiencias. Recuerda que es la práctica la que más nos enseña.
Sal de tu zona de comodidad. Muchas personas desean disfrutar del beneficio protector de su familia, pero no están dispuestas a permitir que intervengan en sus decisiones. Siéntete dispuesto a pagar el precio de crecer, para que puedas ganar madurez y autonomía para conducir tu vida.
Pasos para sentirte más seguro
"Hay personas que sufren recordando lo que tenían, lo que dejaron o lo que les quitaron, y llenas de nostalgia y tristeza se enfrentan a una situación nueva"
Conviértela en acción. Evita darle vueltas en la cabeza a lo que ya decidiste y busca los recursos que te hagan falta para afrontar y superar los obstáculos que se pudieran presentar en el camino y disfruta del recorrido.
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