El cargo implica tener poder, pero la clave está en saber lidiar con eso. El poder hay que llevarlo con humildad.
En un año marcado por la reñida batalla electoral entre demócratas y republicanos, Enrique García Branger fue reelecto como concejal en el estado de Florida sin siquiera haber tenido que medirse en las urnas.Y es que, al no presentarse ninguna otra candidatura para el cargo de council en el municipio de Key Biscayne, de Miami, García Branger quedó reelegido automáticamente.
Este comunicador hizo historia en 2004 cuando se convirtió en la primera persona de origen venezolano en ser electa para un cargo público en EEUU. Hazaña que mejoró en 2006 al ser reelegido con 52% de los votos.
García, nacido en Caracas en 1950, estudió primaria en el Colegio La Salle y después cursó bachillerato en Estados Unidos.
Se especializó en Comunicación Social en la Universidad de Colorado, y ejerció la rama publicitaria en Caracas durante 20 años (1974-1994).
García, casado y con una hija, ha llevado su vida entre Venezuela y Estados Unidos, demostrando que cuando se tiene pasión y dedicación por lo que se hace y se quiere, las latitudes pierden relevancia.
Precisamente esa minuciosidad con la que ha organizado su vida laboral se evidencia en la manera en que cuenta cada uno sus pasos, desde la creación de la agencia Publicidad García Branger & Asociados, hasta su actual cargo de concejal, que le ha otorgado un contacto directo y constante con los habitantes de su comunidad.
¿Cómo llegó a ser concejal de Key Biscayne?
-En 1995 me mudé para esa municipalidad del condado de Miami-Dade porque me salió una excelente oferta laboral. Viviendo aquí me uní al Grupo de los Leones, una especie de Rotary Club de Key Biscayne, que es el corazón de la comunidad, la esencia común de todos. Tras estar muy involucrado en las actividades de la zona, un grupo de amigos me propuso que me postulara para ser council member o concejal y lo hice. La primera vez que me lancé fue en el año 2000, como candidato independiente, y perdí por un estrecho margen, por menos de 180 votos de unos 8.000 en total. Sin embargo, esperé hasta el 2004, cuando se abrió otra vacante en el Concejo Municipal, me postulé y en esa ocasión resulté electo (igualmente como candidato independiente).
-¿Hubo alguna dificultad por el tema de su nacionalidad para aspirar al cargo?
-No, ninguna, porque yo obtuve la ciudadanía estadounidense al casarme con mi esposa Peggy hace 33 años. Tenemos una hija, Alexandra, que ahora está estudiando derecho (al igual que mi esposa).
-¿Cómo ha sido la experiencia de ocupar un puesto público en Estados Unidos?
-Es una experiencia muy gratificante que me da muchas satisfacciones. Tengo responsabilidades con la comunidad, que me hacen sentir orgulloso, pero al mismo tiempo mantengo la humildad. Creo que es importante destacar que este cargo de council es ad honores, así que aunque obtengo una cuota de poder, no se trata de un poder económico.
-¿Y sus ingresos?
-Además de ser concejal, sigo manteniendo mi trabajo en el sector inmobiliario y ejerzo como director del Grupo POBA (una red de transporte y carga entre Venezuela y EEUU).
-Volviendo a su labor municipal, ¿en qué consiste su trabajo como concejal?
-Como cualquier funcionario de Venezuela, mi labor consiste en legislar, en crear leyes. Yo trabajo junto a un alcalde y otros seis concejales para velar por el buen funcionamiento de la comunidad. En los últimos años, uno de los temas en los que más hemos trabajado es en el territorial-demográfico porque una de nuestras metas comunes es la de mantener en 25% el índice de espacios con construcciones. Además, queremos evitar el crecimiento poblacional. Hay que recordar que Key Biscayne es una isla, una joya tropical con hermosas playas, grandes manglares y extensos parques que han motivado un fuerte 'green movement' (movimiento ecológico), que está presente en nuestras decisiones colectivas.
-¿Qué diferencia existe entre un gobierno municipal en EEUU y uno en Venezuela?
-Aquí, como en cualquier parte, el sistema gubernamental es muy burocrático, pero es una burocracia eficiente, que funciona y por eso la gente se siente contenta. Es una dictadura de la ley, pero la gente sabe que si está dentro de la ley las cosas funcionan. Y aunque a nadie le guste pagar impuestos, la gente sabe que los mismos se traducen en un buen servicio municipal: hay orden, seguridad, limpieza.
-¿El Concejo Municipal del que forma parte trabaja en contacto con la comunidad?
-Constantemente. En Key Biscayne, por ser una zona pequeña, de sólo 11.000 habitantes, intentamos hacer siempre la política de la acera. Y ¿en qué consiste eso?, en hablar con la gente que está en las calles, en oír sus necesidades, porque a nivel municipal las personas hablan de los problemas diarios: la calle de su casa, la seguridad, el colegio de sus hijos. Pero además de esa política, en el Concejo se tiene la costumbre de hacer reuniones anuales para discutir el presupuesto de la comunidad con los habitantes. De esta forma, presentamos ideas y ellos nos dan el visto bueno.
-¿Y hasta ahora ese sistema les ha traído resultados satisfactorios?
-Sí. A mí me ha ido muy bien, sobre todo porque aquí la gente tiene muy poco tiempo libre y valora muchísimo a quienes se involucran y velan por los intereses comunes, sin dejar de un lado sus opiniones.
-¿Hay población venezolana en Key Biscayne?
-Los venezolanos que viven en Key Biscayne se remontan a la década de los 80, cuando ocurrió el boom de compras de bienes raíces en la localidad. Todos están muy integrados a la vida de acá y siempre participan.
-¿Cómo se ve desde EEUU la inmigración venezolana?
-En Miami se siente notablemente la presencia de los venezolanos. Es más, yo diría que el venezolano es una parte intrínseca de la geografía miamense. Esta realidad evidencia un hecho muy duro que es la fuga de cerebros que está viviendo el país, porque, en efecto, uno nota que los venezolanos que están emigrando tienen una inmensa capacidad creativa, se destacan en muchas y diversas áreas; son médicos, abogados, artistas, todos profesionales excelentes. Es una situación que hay que considerar e intentar reventir.
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