Desodorantes y
antitranspirantes son los aliados cosméticos para mantener una imagen de higiene y pulcritud. Sobre su mejor uso y elección sugerimos a continuación una serie de recomendaciones
El sudor sorprende en cualquier momento: no hay quien escape a esta manifestación del organismo cuya función primordial es regular y reducir la temperatura del cuerpo y desechar algunas toxinas. Precisamente a través del sudor se evapora aproximadamente medio litro de agua por día, en un efecto que se conoce como la transpiración, aun y cuando no se haya hecho ejercicio. Pero lo embarazoso no es transpirar, sino el mal olor que surge pasadas unas horas. Aunque curiosamente el sudor no huele, es inodoro, la flora bacteriana de la piel es la que al degradarlo provoca las sustancias volátiles causantes del mal olor. Por ello, hay que estar pendiente a que este acompañante no se presente de manera excesiva porque ello podría ser aviso de alguna alteración del organismo.
Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: las ecrinas, que se ubican en todo el cuerpo y producen unas secreciones líquidas que reaccionan con el calor externo (situación ambiental) o ante el calor interno que se produce cuando se hace ejercicio. Y las apocrinas, situadas bajo los brazos y en las zonas genitales. Éstas expelen un fluido, tipo graso, que al ponerse en contacto con las bacterias de la piel, despiden el mal olor. Por lo general, responden a estímulos emocionales (estrés o nervios). Las zonas más críticas son las axilas, porque allí confluyen, en sólo un uno por ciento, los dos tipos de glándulas sudoríparas, lo que genera la humedad y el mal olor cuando no hay una atención de la zona.
Lo importante es reconocer cuánto se transpira diariamente para saber cuál es el producto que más conviene utilizar, si el desodorante o el antitranspirante. En caso de que el problema de transpiración sea muy grave conviene consultar con un dermatólogo para determinar la causa, la cual podría deberse a un cambio hormonal, nervios o, sencillamente, a problemas de aseo. Cabe destacar que es en la adolescencia cuando debe incluirse este cosmético en la rutina del aseo diario, ya que ésta es una etapa en la que se presentan los típicos cambios hormonales que intensifican la secreción de las glándulas sudoríparas.
Cuál escoger
Tras el baño diario es fundamental usar desodorante o antitranspirante. El primero evita el mal olor, mientras el segundo controla la humedad. Los desodorantes contienen agentes antibacteriales basados en alcohol, que impiden la proliferación de las bacterias responsables del mal olor, pero sin impedir la transpiración natural. Al ser formulaciones alcohólicas pueden enriquecerse con aromas de perfumes. Existen también sin alcohol o hipoalergénicos para quienes tienen problemas de sensibilidad en la piel.
En cuanto a los antitranspirantes, además de combatir el mal olor también reducen notablemente la aparición de sudor, ya que contienen sales de aluminio, un ingrediente activo que inhibe la acción de las glándulas sudoríparas. Éste se disuelve al contacto con el sudor y la humedad y forma una especie de gel sobre las glándulas sudoríparas que se encarga de regular la cantidad de sudor que segregan, manteniendo la axila seca por más tiempo. Para quienes padezcan problemas serios de sudoración se les recomienda usar un antitranspirante por la noche y, un desodorante, por la mañana. En el caso de los hombres, en quienes el nivel de sudoración es mayor, se recomienda preferentemente el uso de antitranspirantes, debido a su acción prolongada.
No obstante, la oferta cosmética del mercado es muy extensa y variada. Éstos vienen en barra, en crema, en gel, en solución, con aplicación de bolita o roll-on y en spray o atomizador. Asimismo, pueden encontrarse para zonas específicas: axilas, cuerpo, pies y partes íntimas. Muchos incluyen talco para evitar la humedad. Los que vienen en crema son ideales para las pieles sensibles y recién depiladas. La alternativa del atomizador permite ser usado no sólo debajo de los brazos, sino también en las manos y en los pies, lo que resulta una buena opción para proteger el cuerpo durante todo el día. Algunas presentaciones señalan características especificas en sus etiquetas: si es "hipoalergénico" (baja posibilidad de sufrir reacción alérgica), "no irritante" (no contiene sustancias que puedan dañar la piel), "sin alcohol" (su fórmula no incluye alcohol etílico), "sin fragancia" (no tiene olor perceptible), "probado dermatológicamente" (sometido a pruebas que indican que no contiene sustancias agresivas con la epidermis) y "sin crueldad" (revela que no fue probado en animales).
Considerando que la zona de la axila es una de las más delicadas y con un pH más elevado (tiene 6.5 frente al 5.5 del resto del cuerpo), las últimas novedades contienen fórmulas muy suaves y con menos posibilidades de crear irritaciones o reacciones indeseables.
Cualquiera que sea su elección, debe vigilar ciertas normas de uso: antes de aplicarlo la piel debe estar limpia; nunca lo use inmediatamente después de depilarse las axilas. Cuando vaya a exponerse al sol, durante los días de playa o piscina, opte preferiblemente por los que son libres de alcohol, así evitará manchas en la piel que son difíciles de eliminar.
Contra el mal olor
• Evite las comidas picantes y consuma las que actúan como desodorantes naturales: perejil, lechuga.
• Disminuya el consumo de cafeína y de aquellos alimentos que la contengan, como gaseosas y chocolates, que vuelven más activas las glándulas apocrinas. Prefiera una dieta equilibrada con frutas y verduras.
• Beba dos litros de agua al día. Ésta mantiene las glándulas ecrinas activas para diluir el olor corporal.
• Controle sus nervios, está comprobado que el estrés y la ansiedad alteran las glándulas sudoríparas.
• No use ropa de fibras sintéticas, opte por el algodón y el lino para el día y la seda para la noche.
• Cuando adquiera una prenda nueva, lávela antes de usar. Puede estar impregnada del mal olor de alguien que se la probó antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario