"Como padres de una nueva generación nos hemos vuelto más abiertos, flexibles y comprensivos con los hijos... Pero, ¿estarán nuestros hijos más abiertos y dispuestosa escuchar?"
Una de nuestras hijasestá a punto de terminarel bachillerato para entrar en la universidad. Por eso, hace sólo unos días, conversábamos con ellade lo que seria afrontaresa nueva etapa en suvida. Le hablamos de que comenzaría a vivirsu independencia y quesi lograba guiarse, ojalá en todo momento, por los valores y los buenos sentimientos que sembramosen ella, y por las creencias y las herramientas que le hemos tratado de transmitir, seguramente tendría unaexperiencia muy positiva. Mientras conversábamos, me preguntaba si realmente nos estaría escuchando; es decir, si con nuestras palabras y la intención que tenemos de apoyarla y de protegerla, para que tenga una buena experiencia de vida, lograríamos realmente penetrar la barrera mental que se ponen la mayoría de los jóvenes a esa edad.
¿Recuerdas tú, por ejemplo, lo que pensabas mientras tus padres te daban un larga charla sobre cómo debería ser tu comportamiento en la vida?
Yo sé que, como padres de una nueva generación nos hemos vuelto más abiertos, flexibles y comprensivos con los hijos de lo que fueron con nosotros. Pero, ¿estarán nuestros hijos más abiertos y dispuestos a escuchar?
Cuando somos muy jóvenes nos sentimos invencibles, listos y totalmente preparados para asumir la conducción de nuestra vida. Es más, pensamos que sabemos mejor que nuestros padres lo que es más conveniente para nosotros… Pero, en la mayoría de los casos, han sido la vida y las experiencias que tuvimos después, lo que nos permitió considerar que, tal vez, si nos hubiésemos detenido a escuchar lo que ellos nos decían, nuestra vida habría sido mucho más sencilla y nos habríamos evitado los sinsabores.
Hoy en día estoy convencida de que si tuviéramos la madurez necesaria para aprender de la experiencia de otros, no necesitaríamos repetir sus errores para crecer. Qué importante es estar suficientemente abiertos para escuchar lo que muchas veces la vida trata de decirnos a través de la historia de otra persona.
Escuchar no significa que damos por sentado, inmediatamente, que la opinión de otro es la verdad absoluta y que, por lo tanto, deberíamos aceptarla e incorporarla en nuestra vida rápidamente. Escuchar, en verdad, significa abrir un espacio en nuestra mente para recibir el comentario de la otra persona, para luego analizarlo y decidir si tomamos algo de éste o si, por el contrario, lo desechamos, aunque sigamos respetando su punto de vista y opinión.
¿Y cómo podemos estar seguros que detrás de los comentarios, las sugerencias y los consejos de alguien, no existe la intención oculta de manipularnos? Al descubrir, después de analizar sus palabras, que los únicos beneficiarios de ellas seremos nosotros; porque, inclusive, implican, en algunos casos, hasta independizarnos y conseguir la felicidad y el éxito personal, sin ellos a nuestro lado.
Podemos construir unos lazos de relación lo suficientemente fuertes y seguros como para estar cerca de nuestros hijos a lo largo de su crecimiento y de su vida independiente. Donde la confianza y el espacio abierto para la comunicación hagan que puedan expresarse aun de una manera diferente a la nuestra.
Así, nos habremos ganado la posibilidad de seguirlos apoyando, sin presionarlos o coartarles su derecho a elegir cuando estén listos para hacerlo, en cada etapa de su vida.
Una de nuestras hijasestá a punto de terminarel bachillerato para entrar en la universidad. Por eso, hace sólo unos días, conversábamos con ellade lo que seria afrontaresa nueva etapa en suvida. Le hablamos de que comenzaría a vivirsu independencia y quesi lograba guiarse, ojalá en todo momento, por los valores y los buenos sentimientos que sembramosen ella, y por las creencias y las herramientas que le hemos tratado de transmitir, seguramente tendría unaexperiencia muy positiva. Mientras conversábamos, me preguntaba si realmente nos estaría escuchando; es decir, si con nuestras palabras y la intención que tenemos de apoyarla y de protegerla, para que tenga una buena experiencia de vida, lograríamos realmente penetrar la barrera mental que se ponen la mayoría de los jóvenes a esa edad.
¿Recuerdas tú, por ejemplo, lo que pensabas mientras tus padres te daban un larga charla sobre cómo debería ser tu comportamiento en la vida?
Yo sé que, como padres de una nueva generación nos hemos vuelto más abiertos, flexibles y comprensivos con los hijos de lo que fueron con nosotros. Pero, ¿estarán nuestros hijos más abiertos y dispuestos a escuchar?
Cuando somos muy jóvenes nos sentimos invencibles, listos y totalmente preparados para asumir la conducción de nuestra vida. Es más, pensamos que sabemos mejor que nuestros padres lo que es más conveniente para nosotros… Pero, en la mayoría de los casos, han sido la vida y las experiencias que tuvimos después, lo que nos permitió considerar que, tal vez, si nos hubiésemos detenido a escuchar lo que ellos nos decían, nuestra vida habría sido mucho más sencilla y nos habríamos evitado los sinsabores.
Hoy en día estoy convencida de que si tuviéramos la madurez necesaria para aprender de la experiencia de otros, no necesitaríamos repetir sus errores para crecer. Qué importante es estar suficientemente abiertos para escuchar lo que muchas veces la vida trata de decirnos a través de la historia de otra persona.
Escuchar no significa que damos por sentado, inmediatamente, que la opinión de otro es la verdad absoluta y que, por lo tanto, deberíamos aceptarla e incorporarla en nuestra vida rápidamente. Escuchar, en verdad, significa abrir un espacio en nuestra mente para recibir el comentario de la otra persona, para luego analizarlo y decidir si tomamos algo de éste o si, por el contrario, lo desechamos, aunque sigamos respetando su punto de vista y opinión.
¿Y cómo podemos estar seguros que detrás de los comentarios, las sugerencias y los consejos de alguien, no existe la intención oculta de manipularnos? Al descubrir, después de analizar sus palabras, que los únicos beneficiarios de ellas seremos nosotros; porque, inclusive, implican, en algunos casos, hasta independizarnos y conseguir la felicidad y el éxito personal, sin ellos a nuestro lado.
Podemos construir unos lazos de relación lo suficientemente fuertes y seguros como para estar cerca de nuestros hijos a lo largo de su crecimiento y de su vida independiente. Donde la confianza y el espacio abierto para la comunicación hagan que puedan expresarse aun de una manera diferente a la nuestra.
Así, nos habremos ganado la posibilidad de seguirlos apoyando, sin presionarlos o coartarles su derecho a elegir cuando estén listos para hacerlo, en cada etapa de su vida.
CLAVES PARA INFLUIR POSITIVAMENTE EN OTRO SE
Evita charlas muy largas. Procura no extenderte demasiado, repitiendo lo mismo varias veces, pues esto hará que se cansen y se cierren mentalmente aunque parezca que te siguen escuchando. Comparte alguna anécdota personal que les permita identificarse contigo.
Ponte a su nivel. Conversa con ellos de la misma manera como lo haces con un buen amigo. Con confianza, respeto y, sobre todo, consideración a sus sentimientos. Pídeles que te digan lo que piensan y evita juzgarles o penalizarles cuando lo hagan.No lo critiques. Inicia la conversación reconociendo y resaltando su capacidad, cualidades y responsabilidad. Háblale de la vida y de los diferentes aspectos de la situación que enfrentará, de acuerdo a tu experiencia. Siempre con la intención de aportar y de apoyar. Respeta sus decisiones.
Sólo por hoy
"Cuando la soledad es voluntaria, y no impuesta, suele ser muy agradable... en lugar de llenar tu vida con el ruido que produce un exceso de compañía, aprende a disfrutar de tu soledad"
Ponte a su nivel. Conversa con ellos de la misma manera como lo haces con un buen amigo. Con confianza, respeto y, sobre todo, consideración a sus sentimientos. Pídeles que te digan lo que piensan y evita juzgarles o penalizarles cuando lo hagan.No lo critiques. Inicia la conversación reconociendo y resaltando su capacidad, cualidades y responsabilidad. Háblale de la vida y de los diferentes aspectos de la situación que enfrentará, de acuerdo a tu experiencia. Siempre con la intención de aportar y de apoyar. Respeta sus decisiones.
Sólo por hoy
"Cuando la soledad es voluntaria, y no impuesta, suele ser muy agradable... en lugar de llenar tu vida con el ruido que produce un exceso de compañía, aprende a disfrutar de tu soledad"
DESAYUNA CON TRANQUILIDAD Para tener un buen día, es necesario evitar las prisas. Procura levantarte media hora antes de la hora acostumbrada, de manera que puedas hacerlo con calma, darte una ducha larga y tener el tiempo suficiente para prepararte un desayuno especial. Esto levantará tu ánimo y te llenará de energía para comenzar el día.
CAMINA AL AIRE LiBRE Si vives en una gran ciudad, llena de tráfico, multitudes y cantidad de compromisos por cumplir, vale la pena que disfrutes de uno de los mayores placeres de la vida sencilla: caminar al aire libre y en contacto con la naturaleza. Elige una hora del día en la que puedas desconectarte de tu rutina y sal a oxigenarte un poco y a distraer tu mente para recuperar tu paz interior.
CONVERSA CONUNA PERSONA QUERIDA Reserva tiempo de calidad para conversar con tu pareja, con un hijo o con un buen amigo, sobre las experiencias que han tenido, las metas o los proyectos por los que trabajan o, simplemente,sobre algún tema relajante y divertido. Compartir una comida o un café puede darnos la oportunidad de acercarnos para compartir un buen rato.
RELEE ESE LIBRO TAN ESPECIAL Hay libros que nos tocan profundamente por su contenido y mensaje. Lecturas que nos hicieron reflexionar. Volver a leerlos nos permitirá adentrarnos en sus páginas para disfrutar una vez más de una lectura fascinante y descubrir, a través de lo vivido, cómo ha cambiado nuestra percepción de la vida
DATE UN GUSTO No hay nada mejor para superar las dificultades que hacer algo que nos haga sentir bien. Las emociones positivas que nos genera un momento de placer, nos ayudan a tener pensamientos más optimistas y una actitud más entusiasta para enfrentar la dificultad y superarla. Complácete de vez en cuando sin sentirte culpable de hacerlo. Los pequeños placeres le quitan peso a la rutina y te ayudan a encontrar la felicidad dentro de ti mismo.
DISFRUTA DE TU SOLEDAD Cuando la soledad es voluntaria, y no impuesta, suele ser muy agradable. Los momentos de soledad nos dan la oportunidad de aclarar la mente, aquietar las emociones y definir el nuevo rumbo que deseamos darle a nuestra vida. Nos permiten también recuperar el balance y el contacto con nosotrosmismos y con la Divinidad. En lugar de llenar tu vida con el ruido que produce un exceso de compañía, aprende a disfrutar de tu soledad.
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