Hace unos días                fui a comprar un boleto para viajar. Entré, al azar, a una                agencia de viajes, me atendió una persona encantadora, a                pesar de que las agencias te cobran una tarifa por cambiarte una                reservación que no le compraras a ellos. Ella muy amablemente                luchó por el teléfono casi una hora con la aerolínea,                hasta que me consiguió el cupo. Le pregunté cuánto                le debía y me contesto: "Nada, no te preocupes, estamos                para ayudarnos". Luego, al día siguiente, llamé                a la aerolínea para reconfirmar el vuelo y mi sorpresa fue                que la chica me dijo que no aparecía mi nombre en la lista                del vuelo. Le conté toda la historia y la urgencia que tenía                de volar ese día para cumplir con un compromiso de participar                en un congreso, así que me dijo: "Tranquila señora                que yo la monto como sea". Después de un buen rato esperando                en el teléfono, me confirmó el único cupo que                le quedaba en un vuelo más temprano. Tal vez te preguntes:                ¿Pero qué es lo maravilloso de esta historia si ellas                están pagadas para hacer su trabajo? Fue la disposición,                el entusiasmo y el empeño que pusieron dos personas a pesar                de que no ganaban nada extra por hacerlo, para solucionarme un problema.               
              A pesar de que la mayoría de las personas se quejan del trato                de los demás, existen muchos otros comprometidos con hacer                su mejor esfuerzo para solucionar los inconvenientes y ayudar a                que las cosas caminen... mi reconocimiento a todos ellos.
              Definitivamente, nuestra actitud y comportamiento hacen una gran                diferencia en momentos críticos, especialmente si nos encontramos                rodeados de personas negativas y apáticas. Podemos esforzarnos                para hacer la diferencia ahí, donde nos encontramos en este                momento para comenzar a cambiar poco a poco las circunstancias.                Tal vez te he comentado en otras oportunidades que la recompensa                al esfuerzo que realizamos por superarnos a nosotros mismos es completamente                personal e individual, de manera que aun cuando te encuentres rodeado                por personas que esperan pasivamente a que las cosas cambien, si                tú continúas haciendo tu mejor esfuerzo. El universo                conspirara para recompensarte y abrirte una puerta por donde puedas                salir de esa situación difícil para pasar a otra con                más facilidad y calidad.
              Piensa por unos minutos... en la medida en que nos dejamos afectar                tan profundamente por las circunstancias externas, somos como veletas                a merced del viento más fuerte, olvidando que nuestra naturaleza                está forjada con amor, valor, sabiduría y determinación.                Aprendamos a navegar encima de la cresta de cada ola, convirtiendo                cada situación en una oportunidad para crecer, madurar y                poner en uso todas las herramientas que tenemos guardadas dentro                de nosotros. Trabajemos concentradamente en recuperar nuestro bienestar                y armonía.
              ¡Ningún esfuerzo positivo se pierde! Podemos elevarnos                por encima de nuestro desánimo y limitación para continuar                haciendo nuestro mejor esfuerzo.
Mantén la palabra "amable" en tu mente. Algunos de sus sinónimos: bondad, consideración, paciencia, ternura se pierden fácilmente en el ajetreo de la vida diaria. Haz el esfuerzo de ser amable, inclusive con aquellas personas que no te caen tan bien.
Cuenta hasta diez. Cuando te veas gritándole a alguien sin razón justificada, cuenta hasta cinco y pregúntate si esa actitud te sirve para solucionar algo. De esta manera comenzarás a reconocer tus emociones antes de dejarte llevar por ellas para reaccionar equivocadamente.
Aprende a escuchar tu corazón. Cuando te encuentres en una encrucijada, pregúntate si la opción que elegiste puede hacerte sentir mejor. Muchas veces experimentamos un doble sentimiento frente a una situación, nuestra cabeza nos dice que hagamos algo y nuestro corazón nos dice que hagamos algo diferente.
Aprende de tus fracasos. No permitas que un fracaso te haga permanecer caído indefinidamente, recuerda que las equivocaciones nos enseñan y preparan para nuevos retos.
Cultiva los mejores aspectos de tu personalidad. Reconoce tus cualidades, y haz uso de ellas. No permitas que los comentarios negativos de los demás te afecten o te impidan compartir lo mejor de ti con otros. ¡Vamos, eres especial, vive la diferencia!
Reflexiona acerca de tu actitud. Dedica un rato a la semana a revisar tu actitud. Pregúntate en qué momento te gustaría haber sido más amable y piensa en los beneficios que podrías haber recibido con tu pareja, en el trabajo con tus amigos.
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