lunes, 30 de marzo de 2009

Luchemos por hacer la diferencia

“Una tarde, padre e hijo caminaban juntos por el parque, donde un grupo de niños jugaba beisbol. Alberto estudiaba en una escuela para niños especiales y era costumbre caminar un poco antes de ir a casa. El pequeño sorpresivamente preguntó: ‘Papá ¿crees que me dejarán jugar?’.

El padre llamó a uno de los niños y le preguntó si Albertico podía jugar. El lo miró y contestó: ¿Por qué no? Pensando que estaban perdiendo por seis carreras y el juego estaba por terminar, no veía cómo podía empeorar la situación. El padre quedó sorprendido con la respuesta y con un gran apretón de manos agradeció el gesto, mientras Albertico sonreía.

De pronto, la situación en el juego mejoró, el equipo de Albertico anotó de nuevo y tenían las bases llenas con dos outs. El niño estaba en turno para batear. ¿Dejaría el equipo que el nuevo jugador bateara, arriesgando la oportunidad de ganar, al notar que éste ni siquiera sabía tomar el bate? Todos se quedaron paralizados, pero nadie se atrevió a decir nada… De todas formas, Alberto ya estaba parado y listo para batear; el pitcher se movió unos pasos para lanzar suavemente la pelota, de modo que el niño al menos pudiera hacer contacto con ella. El pequeño falló. Entonces un compañero de equipo se acercó y le ayudó a sostener el bate. El pitcher de nuevo lanzó suavemente; público y jugadores contenían la respiración. Alberto bateó, pero
la bola rodó suavemente a los pies del pitcher, éste podía lanzar a primera base, ponchando a nuestro niño y sacándolo del juego, pero en vez de eso, la lanzó
lo más lejos que pudo. Todos empezaron a gritar, sorprendidos por su gesto:
‘¡Corre a primera base!’. El nunca había corrido a primera base, pero todos le indicaban hacia dónde debía hacerlo. Mientras él corría, un jugador del otro equipo tenía ya la bola en sus manos, pero en vez de lanzar a la segunda base, dejándolo fuera, la lanzó bien alto, lejos de ella. El entusiasmo se apoderó de todos los presentes que gritaban: “¡Corre a segunda!”, y Albertico lo hizo, mientras los otros niños corrían a su lado dándole ánimo. Y así mientras los jugadores contrarios iban
a paso lento en busca de la pelota, Alberto llegaba a tercera. Nunca se supo que pasó, pero torpes jugadores dejaron caer una y otra vez la pelota hasta que nuestro héroe llegó a home. Todo se convirtió en una gran algarabía, los niños lo alzaron en hombros y lo hicieron sentir un héroe porque había ganado el juego para su equipo.

Aquel maravilloso día, esos 18 niños hicieron la diferencia”.


Cuando queremos podemos ser tan generosos, solidarios, comprensivos, compasivos y respetuosos… Entonces, ¿por qué nos dejamos afectar y contagiar por el comportamiento irresponsable, indolente y hasta egoísta de los demás? ¿Por qué no optar por continuar siendo nosotros mismos al escoger actuar de la mejor manera, para beneficiar a otros con nuestro comportamiento y compañía?

Ayer salimos a buscar nuestro vehículo, con el estacionamiento repleto de carros… íbamos caminando, cuando vimos a un chico que dentro de su carro y con la luz de cruce anunciando que esperaba un espacio que se desocupaba en ese instante, fue agredido por otro conductor que en forma rápida y abusiva, le tomó ventaja para ocupar el puesto. Este le dijo desde su ventana al chico: “Lo siento, pero a mí me hicieron lo mismo”.

Por supuesto que este evento desató una conversación interesante y apasionada entre nosotros y con algunas de las personas que estaban ahí; todos estuvimos de acuerdo en que el comportamiento del segundo conductor fue agresivo y tremendamente abusivo. El asunto es que no existe justificación alguna que lo excuse a él, ni a ninguno de nosotros cuando actuamos de la misma manera equivocada y agresiva que lo hacen algunas personas, dejándonos llevar por la ira o la afectación que nos causa su comportamiento. Sólo si somos capaces de perseverar en el compromiso que hemos hecho de actuar tal y como deseamos que lo hagan los demás algún día, podremos sumarnos activamente a un cambio social.

Vivir la diferencia no es fácil, especialmente si estamos rodeados de personas que a pesar de actuar equivocadamente parecieran recibir una especie de recompensa instantánea al beneficiarse de su mal comportamiento. A pesar de esto, vale la pena que hagamos el esfuerzo de actuar con responsabilidad, respeto y consideración en todo momento; que seamos ese instrumento que siembre un poco de conciencia en la mente y en el corazón de las demás personas.

Logremos con nuestro ejemplo motivador estimular a aquellos que tratan de hacer la diferencia, no permitamos que ese grupo de personas indolentes y aprovechadas gane espacio y adeptos dentro de nosotros. No es con violencia o agresividad como vamos a lograr que otros cambien su comportamiento, mucho menos cediendo a la presión que ejercen sobre nosotros, sino con nuestra actuación consciente y constante, aun en aquellos momentos en los que el estrés, la necesidad o la urgencia nos tomen por asalto, para hacernos olvidar nuestra verdadera naturaleza.

fotos asombrosas parte 14

Tiger In The Street


Tiger In The Street
St Patricks Day Wizard


St Patricks Day Wizard
Turist Fart


Turist Fart
I Would Buy That


I Would Buy That
Screw The Handicapped


Screw The Handicapped
Lazy Drug Dealing


Lazy Drug Dealing
Doctor Recommended


Doctor Recommended
Debauchery


Debauchery
Bungee


Bungee
Dog Vs Snowblower


Dog Vs Snowblower
Engine Block Coffee Table


Engine Block Coffee Table
Cop Limo


Cop Limo
Awesome Bungee Bike Swing


Awesome Bungee Bike Swing
Hypothermia Class


Hypothermia Class
Mustve Been A Sweet Car Crash


Mustve Been A Sweet Car Crash
Astro Cat


Astro Cat
Cool Tornado Pic


Cool Tornado Pic
Giant Beetle


Giant Beetle
Crazy Bike Crash


Crazy Bike Crash
Flying Soldiers


Flying Soldiers
Peanut Butter Dog


Peanut Butter Dog
Moving A Shuttle


Moving A Shuttle
Gotta Start Somewhere


Gotta Start Somewhere
Cats Will Sleep Anywhere


Cats Will Sleep Anywhere
Figure It Out


Figure It Out
Figure It Out


Figure It Out
Robot Proctology


Robot Proctology
Makin Out With A Lion


Makin Out With A Lion
Cool Rebound Pic


Cool Rebound Pic
Mmm Obama Fingers


Mmm Obama Fingers
Bike Crash


Bike Crash
Freight Crash


Freight Crash
Plumber Hazing


Plumber Hazing
One Mouse Band


One Mouse Band
Laundry Day


Laundry Day
A Dirty Chick


A Dirty Chick



Wtf
Cool Whale Display


Cool Whale Display
Harv Seems Awesome


Harv Seems Awesome
A Face Full Of Butt


A Face Full Of Butt
Awesome Surf Pic


Awesome Surf Pic
Lego Stephen Hawking


Lego Stephen Hawking

domingo, 29 de marzo de 2009

Para los que siempre tienen razón

Pensando en cómo disfrutar de unas relaciones más sanas con los demás, me encontré con una de las actitudes que más nos sabotean esa posibilidad. Dicha conducta se origina de la idea que tienen algunas personas acerca de sí mismas, cuando piensan que ellos siempre saben más que los demás; que han acumulado una experiencia que difícilmente los otros tendrán algún día; que siempre será de ellos la última palabra sobre cualquier tema; y que tendrán la razón en cualquier discusión, ignorando o invalidando el punto de vista de los demás. Es muy difícil y estresante mantener una conversación con alguna de estas personas, especialmente si tenemos una relación afectiva con ellas, porque entonces se convertirá usualmente en una cuestión de honor el tratar de mostrar que en realidad nosotros tenemos parte de la razón o que nuestra idea puede ser más acertada en algún momento. De esta forma podría iniciarse una discusión, que puede llevarnos a una gran pelea, o a tomar la decisión de romper para siempre la relación.

Y cuando alguien le sugiere a alguna de estas personas que deben suavizar o cambiar su actitud, le es totalmente imposible reconocerlo o aceptarlo; además, siempre encuentran la manera de justificar su comportamiento y hacer sentir
culpable a los otros por la crítica recibida. ¿Podemos hacer algo para ayudarlos a reconocer su error y a cambiar de actitud? Difícilmente, porque no importa cuántas veces alguien nos haga la observación, nosotros no podremos cambiar aquello que no reconocemos como equivocado en nuestra actuación.

Detrás de una persona egocéntrica se esconde muchas veces una personalidad insegura, que no recibió el reconocimiento que necesitaba o esperaba por el esfuerzo que realizó para alcanzar su posición. También están aquellos que constantemente buscan sobresalir o figurar para llamar la atención de los demás y ganar status, reconocimiento o simplemente el aprecio de su familia, compañeros de trabajo o allegados. Y por supuesto, debemos incluir como ejemplo clásico el de aquellos padres que no se sienten capaces de reconocer y aceptar que alguno de sus hijos pueda tener una visión de la vida más actual y objetiva que la que ellos alcanzaron
a elaborar, por temor a perder el respeto, la admiración o el cariño de sus seres queridos, haciendo que se nieguen la posibilidad de reconocerlo. De esta manera,
se pierde la oportunidad que nos otorga la vida cuando somos adultos, de aprender algunas cosas de los hijos que ya crecieron, permitiéndoles apoyarnos y facilitarnos

la existencia.

No hay una sensación más agradable y satisfactoria que la de abrirnos a observar con atención y sin ego, la actuación, la conversación y el análisis que muchas veces hacen nuestros hijos acerca de alguna situación de vida. No tenemos que conocer todas las respuestas, incluso podemos buscar y explorar algunas junto a ellos, para darles herramientas que les permitan resolver cualquier situación inesperada que pudieran enfrentar algún día.

Vivir es como participar en una especie de carrera de relevo; cuando llegamos a cierto punto de ella, debemos pasar el “testigo” a otro corredor más descansado de nuestro equipo, adelantado a nuestra posición, quien seguirá con más fuerza y empeño en la competición para llevarnos a todos a la meta con éxito.

Es importante que aprendamos a escucharnos y a observarnos, para ajustar algunas actitudes y expresiones que pudieran entorpecer nuestra relación e intercambio con los demás. De vez en cuando hay que compartir la razón, escuchar en silencio y con atención, evitar imponerse sin permitirle a los demás expresar sus ideas o puntos de vista, dejar que otro asuma la responsabilidad si quiere y puede hacerlo. Esto nos llevará a enriquecer nuestra vida y a disfrutar más del contacto con las otras

personas, en especial con nuestros seres queridos, a través del compartir.

Claves para avanzar

Se respetuoso. Acepta que los demás tienen sus propias ideas, conocimientos y capacidades, y aunque creas que eres el mejor, dales la oportunidad de expresarse, participar y hasta equivocarse y crecer por sí mismos. Recuerda que nadie aprende por la experiencia de otro.

Escucha con poco interés. No interrumpas constantemente a la otra persona mientras habla, no pongas cara de fastidio, ni mires hacia otro lado como si no te interesara. Escucha y muéstrate involucrado sinceramente en su conversación.

Reconoce el aporte de los demás. Cuando alguien cercano diga o haga algo positivo, reconócelo inmediatamente. Recuerda que tu palabra puede darle la motivación y el apoyo que necesita para seguir contribuyendo y mejorando.

Muéstrate dispuesto a aprender. Cada día podemos aprender algo nuevo, si estamos abiertos para hacerlo. Cuando creas que ya sabes todo lo que podías aprender, estarás como muerto porque tus días pasarán sin que te intereses en descubrir o experimentar algo nuevo.

Sembrando valores

Mi hija y su amiguita conversaban despreocupadamente sobre las diferentes formas en que sus compañeros de estudio hacían trampa en los exámenes, de cómo los más vagos se robaban los apuntes y cuadernos de los demás. En ningún momento mostraron signos de desaprobación, sorpresa o desagrado ante la conducta de sus compañeros. Cuando les manifesté lo que pensaba sobre la falta de valores de sus amigos, me contestaron que eso era lo que hacían muchos y que tal comportamiento siempre llamaba la atención de la mayoría aunque no estuviesen de acuerdo.

En verdad me di cuenta que la modernidad ha hecho de muchos de nuestros jóvenes unos discapacitados morales; ahora sólo se admira y respeta a las personas por lo que tienen y no por lo que son. La superación, los valores o el logro personal han quedado relegados por el éxito instantáneo y la vida cómoda. La superficialidad es el común denominador de la juventud. El consumismo, la fama, el dinero rápido y fácil son el objetivo inmediato, pues como dicen por ahí, hay que gozar la vida. Para muchos la meta es ser un artista famoso, una super-modelo o peor aún, tener una super-figura para casarse con alguien de mucho status social y dinero y así tener una vida cómoda. Este es el sueño actual de la mayoría y harían lo que fuese por lograrlo.
Tenemos que evitar como padres que nuestros hijos queden atrapados en ese mundo confuso y sin valores bien establecidos. Desarrollemos una estrategia para inculcarles valores y principios, hagámoslos concientes de su importancia y rechacemos la viveza, el facilismo y la superficialidad.

Dale ejemplo: Para nuestros hijos es más importante lo que hacemos que lo que les decimos. Tú eres el líder natural de tus hijos, ellos siempre te están observando, copiando y aprendiendo de todo lo que haces, aunque no te des cuenta. Por eso debes ser íntegro y cuidadoso de todo lo que haces y dices. Si te equivocas, rectifica delante de ellos, revisa las consecuencias del error, busca la mejor manera de corregirlo y gánate su respeto.

Analiza con ellos las reglas del hogar: Es vital hablar con tus hijos sobre lo que piensas y valoras, haciendo énfasis en lo que crees y en lo que no aceptas y “por qué”. No es suficiente dar unos consejos casuales; es importante explicarles siempre nuestras razones, analizando con ellos las consecuencias de nuestros actos a corto y largo plazo, así cuando ellos tengan que tomar decisiones difíciles puedan actuar con un criterio claro y firme.

Incorpora los valores a la gente diaria: Los valores no pueden ser un concepto raro e incomprensible. Deben formar parte de todas nuestras decisiones y actos cotidianos. Cuéntale a tus niños historias de héroes; todos necesitamos admirar y seguir a alguien, pero no aquellos que nos ofrece muchas veces la televisión, héroes de mentiras, que sobresalen no por sus virtudes, sino por su dinero o su fama. Lean juntos cuentos con moraleja, analiza las noticias del periódico, resalten las conductas ejemplares. Juega con ellos a la semana de la verdad, en donde ningún miembro del hogar puede mentir por ninguna razón, también puede ser la semana de la honestidad, de la tolerancia, de la solidaridad…, así involucras estos valores en la vida cotidiana del hogar.

Háblales de la “voz de la conciencia ”: Ese pequeño duendecillo que siempre nos acompaña y que nos dice lo que está bien o está mal, algunos lo llama conciencia, otros sabiduría interior, intuición o Angel de la Guarda; no importa como quieras nombrarlo. Lo importante es que tus hijos sepan que estás ahí para acompañarlos, escucharlos y apoyarlos en todo momento.

Enséñales a ponerse en el lugar de los demás: Así nacerá en ellos la consideración, la compasión y la tolerancia; dejarán de ser personas egoístas y competitivas, convirtiéndose en seres sensibles y solidarios. Muéstrales la realidad que existe afuera de ese mundo seguro y a salvo que ustedes crearon para ellos; llévenlos a compartir juguetes a un hospital; inviten a niños de escasos recursos a su casa; hagan trabajo comunitario con sus hijos.

Se tolerante: Deja de ser el juez de todos los actos de tus hijos, nunca los hagas sentir culpables. Si en algún momento se equivocan, no les digas que son malas personas, sino que fue una acción equivocada y proponle varias opciones para reparar el error; reconócelos e indícales que fueron muy valientes al reconocer su falta. Reprenderlos sólo hará que disminuyan su autoestima, se depriman o tenga un comportamiento agresivo sin darse cuenta nunca de su error.

Acepta el reto con amor de sembrar en ellos valores éticos y morales, que les permitan tener una existencia más plena y satisfactoria, para que sientan satisfechos
y orgullosos de sí mismos. Así no necesitarán de ninguna recompensa externa

Los regalos de la vida

“Un hombre desesperado gritó al cielo: ‘¡Dios, si existes, háblame!’ Y entonces, una alondra del campo comenzó a cantar, una pequeña rana a croar y un bello gato a maullar, pero el hombre no escuchó nada de esto.

‘¡Dios, háblame que no te oigo!’. Y un trueno retumbó por todo el cielo, pero nuestro hombre tampoco lo oyó.

Mirando a su alrededor, desilusionado, dijo: ‘¡Dios, quiero verte, por favor déjame mirarte!’. Y un sol resplandeciente apareció entre las montanas, los árboles se mecieron, las flores se abrieron, pero él ni siquiera lo notó.

Y el hombre susurró de nuevo: ‘Por lo que más quieras, muéstrame un milagro’.
Y en ese momento la lluvia cayó, el viento sopló, un niño rió, pero él ni lo vio.

Por ultimo pidió: ‘Señor, necesito saber que estás conmigo’. Dios se inclinó y tocó a nuestro hombre. Pero él sacudió a una linda y colorida mariposa que se posó sobre su hombro”.

A veces un cambio de vida, una pérdida o un fracaso hacen que maduremos, aceptemos el pasado y sigamos fortalecidos hacia adelante. Hay momentos
en los que sentimos que el mundo que construimos con tanto esfuerzo se nos cae
a pedazos, y perdemos temporalmente el rumbo y la dirección que llevábamos, se desequilibra nuestra manera de vivir y hasta se confunde nuestra identidad.

La pérdida es una experiencia por la que todos tenemos que pasar en algún momento: cuando nos cambiamos de casa, de ciudad o país, dejamos nuestras familias para independizarnos, perdemos el empleo, algunos de nuestros seres queridos mueren o se van, nuestros hijos inician una vida propia... Son muchas las situaciones que de una u otra forma debemos enfrentar y resolver.

Todo cambio, sea triste o feliz, requiere practicar el desprendimiento, desarrollar la capacidad de dejar atrás, para comenzar una nueva etapa de la vida. A través de estos procesos difíciles y a veces dolorosos, podemos aprender, crecer y ajustar nuestra visión e interpretación acerca de la vida, y alcanzar la madurez emocional.

Los momentos de pérdida y crisis representan una oportunidad excelente para reencontrarnos con Dios, sea cual fuere nuestro concepto de El. Practica la oración,
la meditación y fortalece tu fe y la confianza en la Divinidad. Busca en tu interior el consuelo, la fortaleza y la paz.

Generalmente valoramos más los regalos materiales, que los esenciales que nos ofrece la vida cada día. Seguramente conocemos personas que se quejan y lamentan de su mala suerte constantemente, incapaces de reconocer y apreciar todo lo bueno
y especial que ocurre día a día en sus vidas. Es el momento de cambiar la interpretación que le damos a los eventos que nos suceden a diario, ajustar el exagerado valor que le damos a las cosas materiales y aprender a valorar el que le damos a las cosas pequeñas y simples, pero verdaderamente importantes de la vida.

Cuántas veces aparece, como una especie de milagro, la sonrisa de una persona para levantarnos el ánimo en un día difícil; el comentario de alguien que nos mueve a reflexionar y nos inspira para encontrarle la solución a un conflicto; la ayuda bondadosa, solidaria y desinteresada que nos presta un desconocido, y que nos motiva cuando lo recordamos a actuar de la misma manera. O, simplemente, disfrutar del abrazo cariñoso de nuestros hijos, que nos reconforta y nos hace sentir queridos o tomarnos unos minutos extra y detener nuestra rutina acelerada de todos los días para contemplar el amanecer o el jardín que sembramos hace tanto tiempo… Todos estos son regalos de vida, que nos reconfortan, alivian, renuevan, motivan, inspiran y nos recuerdan que la Divinidad siempre conspira para brindarnos el apoyo, la guía y la protección que necesitamos, valiéndose de los instrumentos más insospechados pero eficientes para hacernos llegar sus regalos.

Quiero invitarte a que abras tu corazón para que puedas reconocer, apreciar y agradecer cada regalo esencial que llega a tu vida y a la de los tuyos. Tal vez descubras que tienes mucho más de lo que pensabas y que necesitas aprender a disfrutarlo.

Comencemos un nuevo ciclo con una visión más limpia, objetiva y optimista, que nos permita descubrir en cada elemento o circunstancia ese elemento positivo presente en todos los eventos de nuestra vida. Dejemos atrás en forma consciente y voluntaria, todo aquello que nos haya sido difícil manejar y superar. Hagamos los cambios necesarios en nuestro estilo de vida, para sentirnos mejor con nosotros mismos, con nuestras personas queridas y con la vida.

Todo sucede por algo; es decir que cada cosa que nos ocurre lleva el sentido de recordarnos, enseñarnos, reafirmarnos o fortalecernos…, para darnos siempre la oportunidad de cambiar, ajustar o mantener el curso del resto de nuestra vida.

Claves para reconocer los regalos

Ubícate en el presente. Si logras quitar tu atención del pasado y del futuro, para atender sólo lo que sucede en el momento, seguramente te será más natural reconocer los pequeños milagros que ocurren en tu vida.

Detente unos minutos y valóralos. Muchas veces es la prisa con la que vivimos lo que no nos permite sorprendernos y disfrutar de las pequeñas cosas que suceden para suavizar nuestra existencia. Baja la velocidad de tu actividad y observa a tu alrededor con la mirada de un niño.

Abre tus ojos. No siempre las cosas llegan a nuestra vida de la forma que lo esperamos o pedimos; ten la apertura para reconocerlas y asumirlas. Siempre hay un momento y un espacio perfecto para que llegue a nuestra vida lo que deseamos o necesitamos. ¡No te desesperes!

Agradece y compártelo con tus amigos. Día a día llueven sobre ti innumerables bendiciones; cuenta tus bienes, a veces tienes más de lo que en verdad necesitas. Cuando nos damos a la tarea de contarle a otros las cosas buenas y especiales que nos ocurren, potenciamos la energía del entusiasmo, el optimismo, la confianza y la esperanza. Conviértete en eco de los comentarios positivos.

Haz algo bueno para que te sucedan. Si tú eres la causa que genera los efectos que después tienes que vivir, conviértete en una causa constructiva. Mantén una actitud positiva, sé un elemento conciliador que propicie la tolerancia, el entendimiento y el bien común en todo momento.

viernes, 27 de marzo de 2009

Aprende a disfrutar del presente

“Al amanecer, el Rey cogió la esterilla que utilizaba para la meditación y se fue al bosque a realizar sus ejercicios. Pero había una mujer que estaba buscando a su marido, un leñador que había salido muy temprano, y como no había regresado aún, su mujer lo estaba buscando preocupada. Tan ansiosa estaba, que pasó junto al Rey, y sin querer, tropezó con su esterilla.

El Rey se enfureció y comenzó a insultar a la mujer:

-¿Por qué no pones más atención cuando caminas? Estaba tratando de concentrarme en la Divinidad, y al tropezarme me has distraído.
La buena mujer le respondió:
-Disculpadme, señor. ¿Por qué os molestáis tanto? Además, ¿cómo, si estabas orando a Dios, no estabas tan concentrado en El que os habéis dado cuenta de mi tropiezo? En cambio yo, estaba tan absorta en la búsqueda de mi marido, que no me he fijado en vuestra esterilla”.

¡Ahí donde esta tu mente, está tu corazón!

Estás entrenado para vivir preocupado por el futuro, para tratar de prevenir todo lo negativo o peligroso que te pueda pasar. Lleno de temor y de tensión, imaginas de la peor manera el desarrollo de los acontecimientos… Todo esto sin darte cuenta de que el futuro no existe, y no ha llegado todavía, así que también puede presentarse de una buena manera.

Seguramente has escuchado una frase popular que te sugiere ocuparte en lugar de preocuparte. Entonces, decide no angustiarte más por el futuro y en su lugar, comienza a ocuparte en el presente de tomar las decisiones y realizar las acciones más adecuadas, para que el futuro sea un buen tiempo para ti y los tuyos.

De la misma manera sucede con el pasado, es posible que vivas apegado al recuerdo de lo que pasó, con el deseo de que las cosas hubiesen ocurrido de una manera diferente, o que permanezcas atado al recuerdo doloroso de alguna situación que viviste atrás, y de la cual no te hayas podido liberar... En fin, lo más importante es saber que no podemos alterar o cambiar el pasado, que sólo podemos crecer a partir de cada momento vivido, con dolor o con felicidad, de manera que si deseas cambiar alguna circunstancia vivida atrás, tienes que poner tu atención en el presente para actuar conscientemente y así evitar que te vuelva a suceder.


Vivir en el presente, te permitirá comenzar a reconocer todas las oportunidades, las respuestas y las soluciones que la Divinidad acerca hacia ti... Respira suave y profundamente y ubícate: estás aquí y ahora, atiende a todo lo que está sucediendo en este momento, aprende a estar en presente con todos tus sentidos conectados y alertas.

¡Suelta el pasado y el futuro... Lo único que está pasando para ti es el presente!

Claves para estar en el presente

Practica un ejercicio de ubicación. Mira a tu alrededor para encontrar varios puntos de referencia, observa el cielo, sus colores, la densidad de las nubes, reconoce el lugar en el que te encuentras, quítate los zapatos y coloca los pies en el suelo, haz contacto con la tierra, observa cómo estás vestido en este momento. Cualquiera de estas prácticas te permitirá regresar al momento presente.

Ocúpate de hacer una sola cosa a la vez. No le permitas a tu mente distraer tu atención. Generalmente atiendes varias cosas a la vez y piensas que de esta manera eres más efectivo, pero esto puede ser erróneo, pues en la medida en que divides el foco de tu atención, pierdes la capacidad de reconocer y memorizar los detalles, así como disminuyes la capacidad de respuesta efectiva que es proporcional a la atención que prestas. Practica la observación consciente. Como cuando eras niña, procura obtener los detalles del elemento o la situación que observas; seguramente descubrirás que desconocías muchos de ellos. Atiende y mira los ojos de la persona con la que conversas, comunícate de una forma directa, recuerda que prestar atención es una forma de expresar amor.

Pon orden en tu vida. Prueba planificar la noche anterior las actividades del próximo día, de esta manera te asegurarás el atender cada cosa en su momento. Muchas veces son los pendientes urgentes los que nos impiden estar en presente, nos llevan hacia el futuro o hacia el pasado. Planifica en función de tu capacidad y en tiempos reales.

Vuélvete optimista. Reconoce cada cosa positiva que sucede en tu entorno inmediato, y apoyáte en ello para ganar confianza y optimismo. No permitas que los rumores o los comentarios negativos, sin verificar, afecten la perspectiva optimista que tienes de la vida. Fortalece tu fe y la confianza en la Divinidad.

Fotos asombrosas 13

Sweet Bathroom


Sweet Bathroom
Connery And Branson Are Silly


Connery And Branson Are Silly
Weirdo


Weirdo
How Do You Crash Into A House


How Do You Crash Into A House
Neeeerds


Neeeerds
A Lobster Game


A Lobster Game
Wtf


Wtf
Sweet Predator Motorcycle Helmet


Sweet Predator Motorcycle Helmet
Crazy But Honest


Crazy But Honest
Billboard Of Mockery


Billboard Of Mockery
Underwater Tiger Attack


Underwater Tiger Attack
Indy Mower


Indy Mower
Keyboards Are Exhausting


Keyboards Are Exhausting
Cuba Like


Cuba Like
Road Stripers Are Lazy


Road Stripers Are Lazy
Birds Hate Motorcycles


Birds Hate Motorcycles
Beastly Chick


Beastly Chick
Stfu


Stfu
Some Old Men Throwing A Turtle


Some Old Men Throwing A Turtle
Leaning Tower Of Garbage


Leaning Tower Of Garbage
Face Claw


Face Claw
Confusion At Target


Confusion At Target
Bridge Collapse


Bridge Collapse
Scuba Dog


Scuba Dog
You Will Get Punched For Wearing This


You Will Get Punched For Wearing This
Ski Mishap


Ski Mishap
Speed Skating Mishap


Speed Skating Mishap
Monkey Handjob


Monkey Handjob
Screw Miley Cyrus


Screw Miley Cyrus
At Least She Is Honest


At Least She Is Honest
Why Is He Wearing A Dress


Why Is He Wearing A Dress
How Does A Microphone Work


How Does A Microphone Work
Ghetto Firetruck


Ghetto Firetruck
Cats Do Not Like Swimming


Cats Do Not Like Swimming
The Douchebag Army


The Douchebag Army
A Show Of Support


A Show Of Support
Asian Dads Are Awesome


Asian Dads Are Awesome
Adorable Kitten Fun


Adorable Kitten Fun
Angry Dude


Angry Dude
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